53. Roto

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Samuel.

-Señor... ¿Es verdad que Luzu ha... forzado a ese chico? -Guillermo se atrevió a hablar, después de todo lo que había visto y oído. Sabía que estaba aterrado, y le costaba pronunciar aquellas palabras. Pero tenía que admitir que valoraba mucho el esfuerzo que ponía en ello.

-Sí... -respondí, en lo que empujaba su delgado cuerpo para que fuera más rápido. Aunque en su situación, sería más rápido si lo llevara en brazos. Terminaríamos antes. Y eso terminé haciendo. Lo cargué en brazos, mientras él se me quedaba mirando a los ojos. Yo, sin embargo, miraba al frente, haciéndole creer que no sabía que me observaba.

-Y... ¿por qué le ayuda? -me preguntó, creyendo haber hablado de más. Algo que no era del todo incorrecto.

-No es por Luzu, si es lo que quieres saber... -Guillermo colocó una de sus manos sobre mi pecho. Creo que lo hice inconscientemente, pero era algo que me resultaba extraño.

-¿Entonces...? -Abrí la puerta de mi habitación, soltándolo a él en el suelo.

-Porque me preocupa ese chico, ¿de acuerdo? -Aquello lo dije de mala gana. No era mi intención, pero tampoco lo era soltar aquello. Le acababa de decir que me preocupaba Alex. ¿Ahora qué? No quería que nadie supiera que tengo debilidades.

-Eso... -El chaval dejó de verme a los ojos, de hecho me hablaba con la vista clavada en mis pectorales- es genial, señor... Usted se preocupa por ese...

-Deja de hablarme así, Guillermo. No soy buena persona, y no creas que podré serlo alguna vez. -Él negó con la cabeza.

-No es una mala persona... -dijo con la cabeza baja y la voz quebrada- Y me alegra que no lo sea.



El valor que el chico mostraba, me estaba dejando impresionado. No sabía que sería capaz de seguir hablando de un tema del que no me gustaba conversar.

Cerré la puerta de mi cuarto y me senté en mi cama.

Le hice una señal a Willy para que se sentara en mis piernas. Él obedeció de inmediato.



-¿Por qué tanta insistencia en que soy un buen tipo? -Mi voz formuló la pregunta en un tono suave, que dejaba notar cierta tristeza. Esperaba que él no lo notara, pero lo hizo. Willy me miró con ojos tristes.

-Creo que el problema es suyo, señor... Si me permite decirle eso, claro... -Apartó la mirada, aterrado por haber usado las palabras incorrectas. No me sentí enfadado.

-¿Mi problema? -Una vez habíamos empezado, quería saber todo lo que tenía para decirme.



Él me buscó con la mirada. Pude notar el miedo en sus ojos. No quería estropearlo. Le aterraba hacerme enfadar. Quise calmarlo, pero no fui capaz.



-Si me permite... Pienso que se ve a sí mismo como un monstruo. Creo que ha hecho cosas... -Se detuvo un momento, y supe porqué lo hizo. Él también había sido víctima de mis puños- Cosas por las que... en cierto modo, se odia... Y sí... -continuó- Sé que yo no sé nada de su vida y que no debería hablarle con tal confianza, pero... creo que necesita saber... lo que pienso al respecto. -Willy se acurrucó y se escondió tras sus manos, como si esperara que fuese a golpearlo. No sabía cómo reaccionar a eso, pero terminé por sonreír. Nunca esperé oír esas palabras, ni mucho menos en boca de Willy... En cierto modo me hacía sentir mejor.



Lo abracé, y noté cómo sus músculos se tensaban. Al cabo de unos segundos, se acabaron relajando, e incluso participó en el abrazo.



-¿Sabes? -Comencé a hablar- Ya conocía a ese chaval de antes... Se llama Alex. Y en el pasado lo salvé de los abusos de Luzu -Guillermo me observaba con interés, como si lo que estuviera diciendo fuera lo más importante del mundo-. Conseguí salvarlo por aquel entonces... Y fíjate ahora... Años más tarde... Ocurrió -Solté a Willy, quién seguía sobre mis piernas mirándome, y me llevé una mano a la cabeza-. No tienes ni idea de lo importante que se convirtió ese chaval para mí. Quise proteger a todos y cada uno de ellos. Y cuando me di cuenta de que era imposible... Acabé uniéndome a Luzu... -Willy me rodeó con sus brazos, compartiendo su calor conmigo- Chiqui... -Esa palabra salió tan natural de mis labios, que lo dejé pasar por completo- he llegado a matar a otras mascotas que he tenido porque eran excesivamente problemáticas... Y yo... Hago todo lo posible por no pasarme de la raya... Pero aún así... Las cosas que he hecho no se pueden deshacer, Guillermo... No puedes decir que soy una buena persona.

-Eres... una persona rota... -Yo negué con la cabeza.

-No, pequeño. Soy un monstruo.

-Luzu es el monstruo -dijo-. Él te arrastró... -Yo reí sarcástico.

-No intentes hacerme sentir bien con mentiras, Guillermo. Sabes tan bien como yo, que tú también piensas así. Que aunque creas que en el fondo soy una buena persona, sabes que lo que ahora soy no va a desaparecer. Y te asusta decírmelo, porque quieres creer que no piensas así. Pero sabes TAN BIEN COMO YO -dije levantando la voz- que sería capaz de volver a pegarte una paliza, si lo creo conveniente.



Él agachó la mirada, y supe que, exactamente, era así.

Igualmente quise oírlo de sus propios labios.



-Dime que no es así -Se removió entre mis piernas, colocándose de una forma que no pudiera verlo a los ojos. Yo lo giré. No me gustaba que nadie me diera la espalda-. No me hagas enfadar, Guillermo. Sólo dime lo que quiero oír. Dime la verdad.

-Sí... Tienes razón... -Su voz apenas se oía. Pero no le hice repetirlo. Ya bastante difícil se le estaba haciendo- Pero yo confío en que progresará. Y poco a poco volverá a tomar el camino que un día tenía. Tengo fe en usted, amo. -Debo admitir, que aquello me tomó por sorpresa. ¿Tenía... fe en mí? ¿Qué clase de chaval era Guillermo? Lo había tratado horrible y así era como me trataba a mí. Queriéndome ayudar. Animándome con tonterías como "Tú puedes cambiar" "Sé que lo conseguirás, confío en ti" "Eres una buena persona, sólo estás roto"

Y lo peor de todo... es que consiguió hacerme sentir mejor...

Duros caminos del destino [Wigetta y Lutaxx]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora