55. Nada ni nadie me lo impedirá

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Luzu.

Rubén apareció, en lo que yo me sentaba en el sofá. Buscaba a Samuel, pero ese estúpido no había aparecido desde que se fue a dejar al idiota de su noviecito. Seguramente, un calentón lo estaba retrasando.

Le dije que se había ido a su habitación y que no sabía nada más al respecto. Él fue a buscarlo, o eso imaginaba. Pensé que sería el momento perfecto para hacer una pequeña visita a Alex. Esperaba que hubiera despertado. Nada me gustaría más que ver la expresión de su rostro al volver a verme.

Me puse en pie y caminé a pasos rápidos. Encontré una puerta abierta y supuse que sería esa habitación.

Cerré, una vez entré y caminé hacia donde se encontraba el novio de Lana. Estaba acostado sobre una gran cama, sobre la que habían colocado una especie de plástico de color celeste, para que la sangre del chico no manchara la ropa que cubría el colchón.

Sostuve su mentón con mi mano derecha, mirándolo atentamente.

"Despierta, maldito bastardo" quise gritar. Pero me controlé y me limité a observarlo.

Pasé la vista por su cuerpo, el cual estaba medio cubierto con una toalla. Me deshice de esta última para admirar su completa desnudez.

Siempre había sido un chico deseado, y de eso, todo el que lo conociera, era consciente.

Escuché pasos fuera, y mi instinto fue esconderme bajo la cama, no sin antes volver a taparlo.



-Necesito que te quedes aquí por si despierta -Escuché decir a Rubén-. Tú lo salvaste una vez, ¿no? Lo tranquilizará ver una cara, digamos, amiga.

-Supongo que tienes razón... Pero no creo que me recuerde... -Ya está Don Santurrón y sus pausas emotivas. Da a entender a todo el mundo que es un tío duro y despreocupado de todo, y no es para nada así. Sólo quiere que los demás creamos que es una persona nueva e imposible de romper.

-Quién sabe. Tú déjalo a él. -Hubo un pequeño silencio y enseguida se rompió  por la voz de Samuel.

-¿Has hablado con Luzu? ¿Le has dicho que el chico se pondrá bien?

-No, no le he dicho nada sobre el chaval. Pensé que sería lo mejor.

-Bien pensado. Él no debe saber que está bien. Tenemos que inventar algo para no tener que volver a dejarlo en sus manos.



Menudo idiota. Si supiera que estoy escuchando todo lo que dicen...

Alex era mío y nadie se iba a quedar con él. Además no podía dejar que ese estúpido dijera algo inapropiado si lo dejan suelto. Nadie puede saber lo que le hice.



-Le diremos que tenemos que llevarlo al hospital, que es bastante grave. Él no sabe cuánto conocimiento tengo yo de medicina, así que no resultará un problema. ¿Quieres que se lo diga yo?

-Buena idea. Sí, ve a decírselo. -Oí la puerta abrirse y unos pasos alejándose. No me encontrarían en el salón. Creerían que me habría ido y todo me saldrá de perlas.



Los pies de Samuel se acercaron a la cama.



-No te preocupes, chico. Ahora yo cuidaré de ti -No pude evitar dibujar una pequeña sonrisa en mis labios. Eso no pasaría, porque acababa de ocurrírseme qué hacer-. No dejaré que ese monstruo vuelva a tocarte. -Solté aire con suavidad y descansé la cabeza, dejándola sobre el suelo. Que incómoda era la sensación. Parecía como si la cabeza se fuese aplanando, adaptándose a la forma plana sobre la que estaba.

No quería pensar en lo que acababa de escuchar en boca de Samuel. Así que me distraje, observando el somier de la cama.

De repente el silencio se hizo, y comenzó a hacerse un poco incómodo. No podía saber qué estaba pasando si nadie hablaba.

Por fin la puerta se abrió y con eso unos pies aparecieron.



-No encuentro a ese capullo por ningún lado -habló Rubén. Menudo bastardo-. ¿Qué hago?

-Se habrá ido. Ya ha hecho lo que quería y ahora se desentiende... Aunque también es muy propio de Luzu marcar su territorio, así que podría volver y reclamarnos al chaval.

-Bueno, no habrá problema con eso. No puede entrar aquí sin que ninguno de tus empleados lo vean.

-Exacto. -respondió con tranquilidad.

-¿Quieres que vayamos a tomar algo fuera? Nos vendría bastante bien a ambos.

-Sí... Tienes razón... No nos sentaría nada mal -Se movió de su sitio, alejándose un poco de la cama-. Dejaré a un par de guardias fuera, por si el chico despertara.

-Buena idea. -Uno de ellos abrió la puerta y sus pies desaparecieron tras ella.



Sus voces aún se oían, no con la misma claridad de hacía un momento, pero se distinguía perfectamente cada palabra pronunciada.

Estaban hablando entre ellos, hasta que otra voz se mezcló con la de ellos. Era uno de los empleados. Samuel le había dicho que llamara a un par de guardias para que custodiaran la puerta. El hombre respondió cortésmente y su voz se esfumó.

Ahora Rubén le había preguntado a su compañero qué tenía pensado hacer con Alex. Respondió que no lo tenía muy claro, pero que iba a cuidar de él e impedir que yo volviese a entrar en su vida. Lo tenía bastante difícil, la verdad. Yo estaba en la misma habitación que Alex, ahora mismo podría matarlo y no sentir absolutamente nada.



-Hagas lo que hagas, ten mucho cuidado tío -El tono de la voz de Rubén desprendía sinceridad-. Si te pillasen con el chico, ahora que el otro ha huido, podrías llevarte una buena, aunque no hayas sido tú.

-Bueno, con eso no hay problema -La conversación empezó a interesarme a raíz de esa frase- La esperma de Luzu en el cuerpo del chaval lo delata a él, y sí quieren jugármela por supuesta complicidad, me las arreglaré.

-Está bien.

-Igualmente, gracias por preocuparte.

-De nada, tío. Tú me has ayudado mucho a lo largo de mi vida, y nunca me juzgaste por mis antecedentes... -En ese punto de la conversación, ya se me empezaba a hacer pesada. No me interesaban los momentos empalagosos entre esos dos capullos. Lo que no sabía ninguno de ellos, es que las cosas no iban a salir como ellos pretendían.

Duros caminos del destino [Wigetta y Lutaxx]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora