𝙲𝙰𝙿𝙸𝚃𝚄𝙻𝙾 𝟼

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Canción ideal: ᴘɪᴇʟ ᴄᴀɴᴇʟᴀ - ᴇʏᴅɪᴇ ʏ ʟᴏꜱ ᴘᴀɴᴄʜᴏꜱ

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Canción ideal: ᴘɪᴇʟ ᴄᴀɴᴇʟᴀ - ᴇʏᴅɪᴇ ʏ ʟᴏꜱ ᴘᴀɴᴄʜᴏꜱ

Rafael no se durmió al instante, a pesar de que estaba cansado por la actividad pasada. Prefirió mirarla mientras descansaba. Liliana despertaba en él una curiosidad inhumana. Solo quería saber más sobre ella y lo que ocultaba detrás de su triste e inocente mirada. Se acurrucó contra ella y cerró los ojos. Esa noche durmió como si tuviese la conciencia limpia. Sin remordimientos ni culpas persiguiéndolo. Era la primera vez en años que dormía la noche seguida sin tener pesadillas.

Los pocos gallos y perros de los alrededores comenzaron a ladrar y cantar cuando el sol salió. Eran los anunciadores oficiales de un nuevo día. Liliana abrió los ojos desmesuradamente al desconocer la habitación en la que se encontraba. Quedarse ahí no formaba parte de su plan, ni mucho menos si debían de mantener la relación en secreto.

Pequeños rayos del sol se colaban entre las pesadas cortinas y apuntaban directamente a sus ojos. Volvió a cerrarlos y los frotó para dispersar el sueño. Al tratar de incorporarse, el brazo de Rafael rodeaba su cintura y vientre. Volteó levemente la cabeza para encontrarse con él. Dormía en plena paz.

Liliana examinó las negras pestañas que decoraban sus párpados y al tocar su mejilla, sintió la suavidad de su piel, aunque podía sentir el poco vello facial. Agarró su brazo y se deshizo de su agarre cuidadosamente. No quería despertarlo y que notara su partida. Pero tampoco quería que se dieran cuenta de que no durmió en su cuarto la noche anterior.

Buscó en el piso su ropa; lo único que no encontró fue su ropa interior. Con prisa, se vistió. Antes de irse, besó la frente de Rafael como muestra de agradecimiento. En la biblioteca, recogió su rebozo.

Mientras huía por el nuevo camino secreto que había descubierto, su mente le propinó varios recuerdos de lo que habían hecho. Las mejillas se le colorearon de un potente rojo. Durante el resto del día, sería en lo único que pensaría.

Con dificultad, Liliana realizaba las tareas que le correspondían para ese día. Rosa la regañaba con frecuencia por su estado distraído.

—¿En qué tanto piensas, niña? —preguntó molesta por el comportamiento de Liliana—. Tú no eres así.

—Disculpe, doña Rosa. Tuve una mala noche —mintió de manera descarada—. No volverá a pasar.

—Espero que así sea —sentenció—. Anda, el jardín tiene que quedar limpio.

Liliana le dio una pequeña sonrisa de boca cerrada antes de salir al jardín con una escoba y recogedor en manos. Volteó a ver el balcón, que no mostraba señales de vida.

Rafael despertó gracias al reloj y la alarma que programó. Con los ojos pegados por el sueño, comenzó a tantear la cama en busca de ella. Esperaba despertar a su lado, por más cursi y romántico que le pareciera. No sintió nada y, al darse cuenta de su soledad, se levantó de la cama con pereza.

𝘾𝘼𝙍𝘼 𝙇𝙐𝙉𝘼 | 𝕽𝖆𝖋𝖆 𝕮𝕼 [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora