𝕱𝖊𝖑𝖎𝖟

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Canción ideal: Tuyo - Rodrigo Amarante 

Estaban en una parte del campo, parados y cubriendo sus rostros por el brillo del sol, mientras escuchaban atentamente la explicación de Rafael y Don Fito.

El último mantenía una expresión seria, a pesar de lo mucho que Doña Rosa y él quisieron ocultar su aventura, fue imposible y pronto el rumor de una infidelidad llegó a los oídos de su esposa. Las señales eran claras como el agua y detener la voz de uno de los campesinos era una tarea difícil, era más fácil detener una ejecución que los chismes que viajaban por toda la propiedad. Todo esto antes de que Rafael tuviera la oportunidad de hablar con ellos dos.

Don Fito y su esposa tuvieron una gran pelea en los campos, donde le reclamó por todas sus carencias, las múltiples aventuras que tuvo y el hecho de que haya sido con una persona tan cercana a ella, Doña Rosa era casi como su comadre y la traición de ella fue la que más le dolió. Casi se arma una gran pelea, en la que Doña Rosa estuvo a punto de ser jalada del chongo por la esposa, pero todo se detuvo a tiempo gracias a que Rafael se metió. Él mandó a Doña Margarita, la esposa de Don Fito, a casa, pero esta no quiso saber nada más sobre todos ellos y renunció.

En su despacho, él habló finalmente con ese par de viejitos. Doña Rosa no podía con la vergüenza al ver que el niño que cuidó desde que era un bebé, la estaba viendo bajo esa perspectiva. Las muchachas ya no la veían de la misma manera, todas se pusieron del lado de Doña Margarita, debido a que Doña Rosa caía constantemente en la hipocresía: era la primera en juzgarlas si hablaban sobre algo relacionado con el sexo y más si estaba relacionado con un hombre casado.

Rafael les pidió exhaustivamente que, si querían seguir trabajando para él, debían evitar a toda costa hacer ese tipo de escándalos en la casa. No les dio un discurso sobre la fidelidad o el compromiso, ellos eran mayores y lo suficientemente maduros como para entender sus errores. Al final de su regaño, y que los dos quedarán solos en aquel gran despacho, Doña Rosa trató de explicarle la situación, pero él la detuvo.

—Solo espero que algún día le pida disculpas a Doña Margarita —dijo seco.

Ella bajó su cabeza para evitar que mirará sus ojos cristalizados, le molestaba de sobremanera que la forma en que la miraba ya no era la misma que antes. Todo el cariño y respeto se desvaneció ante sus ojos.

—Sí, patrón —dijo antes de salir del despacho y se dirigió a la cocina. Pero al ver a la persona que estaba ahí sentada y desayunando, su ira explotó—. Tú —gritó y apuntó con su dedo a Liliana.

—Doña Rosa —tartamudeó y se sorprendió al ver su expresión de rabia, casi como si quisiera matarla en ese instante.

—Por su culpa, ahora todos piensan que yo soy una puta —gritó, mientras se acercaba a ella, que por inercia se paró de su asiento—. Cuando la puta aquí es usted.

El dedo de Doña Rosa viajó y chocó violentamente en el pecho de ella. El escándalo y los gritos de la señora causaron que Rafael se parará de su asiento, creyendo que nuevamente se encontraron Doña Margarita y la implicada. Sin embargo, su sorpresa fue mayor al ver a quién Doña Rosa gritaba. La sangre de sus venas se tornó caliente cuando la mano de la señora se alzó y se estrelló contra el rostro de Liliana, dejando una marca roja en esta.

—Doña Rosa —rugió con ira.

La mencionada dio un paso hacia atrás, sorprendida por el acto que acababa de cometer. La mirada de Doña Rosa viajaba de su mano a la mejilla de ella, la cual se estaba sobando. Liliana seguía entumecida, sin poder creer lo que estaba pasando y que Doña Rosa fuera capaz de actuar de esa manera.

Los pasos apurados resonaron contra el piso que, se iban acercando a donde estaba su objetivo, dictando el destino de la mujer mayor.

—Yo... lo siento —tartamudeó y trató de acercarse a ella, pero se alejó con miedo—. Perdón, patrón —rogó cuando él se paró cerca de Liliana.

𝘾𝘼𝙍𝘼 𝙇𝙐𝙉𝘼 | 𝕽𝖆𝖋𝖆 𝕮𝕼 [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora