ᴅᴇᴅɪᴄᴀᴅᴏ ᴀ: Isabel_Bakugou
Canción ideal: Somewhere only we know - Keane
—Mira lo que he comprado —dijo doña Juana y le mostró el objeto que tenía entre sus manos.
Liliana se levantó del banquillo en el que estaba sentada y con su brazo, trató de quitar los mechones rebeldes que caían de su frente, no quería mancharse su rostro de la pintura blanca con la que pintaba la fachada de la casa.
—Es una cámara —respondió y sonrió—. ¿Dónde la ha comprado?
—En el mercado, siempre hay un muchacho que trae cosas nuevas de Tijuana cada mes —doña Juana analizó cada botón e hizo un esfuerzo para recordar la explicación que le brindó el muchacho y cuando creía comprender como se usaba, se alejó lo suficiente de la casa—. A ver —apuntó con la cámara a Liliana y la entrada de la casa.
El objeto capturó a una sonriente Liliana, con su overol algo manchado de tierra y pintura, además que parte de su vientre se revelaba, ya que se estaba acostumbrando a utilizar playeras cortas que fueran frescas por el calor tan intenso que podía haber en ciertos días.
Además, quería que su cuerpo tuviera toda la libertad de poder moverse y crecer. Ya había salido de la etapa de riesgo del embarazo, finalmente el primer trimestre había terminado y las posibilidades de volver a sufrir un intento de aborto serían cada vez menores, lo que permitió que Liliana pudiera disfrutar con plenitud la nueva casa que tenía. Aunque no fue la única, ya que Martina también se alivió que las cosas por primera vez parecían marchar bien.
Apenas y se la dieron, Liliana comenzó con la remodelación y limpieza de esta, junto con la ayuda de doña Juana y Fernando, que se ofreció para llevar todos los muebles en su camioneta. Ahora se podía ver con más claridad que no se había equivocado en su decisión de comprarla; se la pasaba las mañanas y las tardes en la casa para pintar todas las paredes de blanco, donde luego colgaría numerosos cuadros que compraría en tiendas de segunda mano.
No podía permitirse comprar cosas nuevas, con cada mueble que añadía, veía como sus ahorros iban disminuyendo hasta quedar casi nada. Tuvo que ponerle una pausa a la compra de los muebles, quedándose solo con los más necesarios: una cama, un colchón, un pequeño comedor en forma de óvalo, junto con sus respectivas sillas y por último una mesa de centro para la sala. Doña Juana seguía haciéndole de comer y Liliana seguía trabajando para ella, solo que ahora en su puesto de panes.
La señora no podía dejar que en su estado estuviera haciendo esfuerzo y cargando cubetas de agua por toda su casa. Pero eso significaba que los ingresos de Liliana serían cada vez más escasos y eso le estaba preocupando. Antes de que doña Juana la interrumpiera para tomarle una foto, su mente estaba tratando de buscar en que podría trabajar sin que implicara viajar a la Paz.
—Me estoy quedando pobre —suspiró y tenía los ojos enfocados en no salpicar de pintura los cristales de la ventana.
—¿Cuánto te queda? —preguntó doña Juana, mientras limpiaba las ventanas con un pedazo de periódico.
—Unos cinco mil, pero no me van a aguantar mucho si viene el jardinero a desmontar el jardín, y tampoco le podemos decir que no venga, hay muchos insectos peligrosos afuera.
La noche anterior, estaba ordenando su ropa en su nuevo armario y fue gracias a que el baño tenía grandes ventanales, encontró a dos alacranes al pie de la puerta. Tuvo suerte de tener una escoba cerca para poder matar a ambos de manera furiosa y sabía que, así como esos dos insectos, podía haber muchos más que podrían atentar contra ella y su bebé.
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𝘾𝘼𝙍𝘼 𝙇𝙐𝙉𝘼 | 𝕽𝖆𝖋𝖆 𝕮𝕼 [COMPLETA]
RomanceLiliana Luna Cadenas escapa de la hostilidad de su pueblo natal. Crece sola, tras la pérdida de su familia. Hasta que una oferta de trabajo, llega a revolucionar su mundo. Él pone su vida de cabeza. Esta historia se ambienta a mediados de los 80, M...