𝘾𝘼𝙍𝘼 𝙇𝙐𝙉𝘼 | 𝕽𝖆𝖋𝖆 𝕮𝕼 [COMPLETA]

𝕱𝖔𝖙𝖔

Canción ideal: Earned it - The Weeknd 

Durante las mañanas se dedicaba completamente a los niños, se levantaba a las ocho para traerlos y que desayunaran junto a ella. Rafael se tenía que ir más temprano y muchas veces solo alcanzaba a despedirla con un beso en la frente para luego salir corriendo a donde se estaba llevando a cabo el problema. Pero antes de partir, les ordenaba explícitamente a todos que la cuidarán.

Liliana aprovechó para cumplir todos los deseos de los niños, pero también los suyos. Veían televisión por largas horas, en otras ocasiones jugaban con lo que tenían y si tenían tarea los ayudaba a hacerla. Además, no dejó de lado su misión de enseñarle a Valentina a leer. Conforme pasaban los días, la niña se volvía más abierta y salía de ese pequeño caparazón.

Cuidarlos le ayudó a que se distrajera y solo cuando ellos tenían que regresar con sus mamás era que sentía esa soledad de la casa, Rafael regresaba después de comida o había días en los que regresaba hasta la noche. Sabía que iba a tomar tiempo, para que él resolviera todos los pendientes, pero ya había pasado una semana sin un solo progreso. Bueno, al menos, logró no pelearse entre ellos.

Al no tener nada más que hacer en las tardes, se puso a leer todos los libros que le parecían mínimamente interesantes. Acabó el primero que estaba leyendo y ya iba por el sexto, muchas veces debía tomar un descanso para que su vista se recuperará. También, practicó con algunos libros de caligrafía.

El cariño que le tenía al gatito aumentó considerablemente, se volvió en su única compañía y ahora él la seguía a donde fuera. Tenían una relación dependiente.

Terminó de comer sola en el gran comedor, no esperó a que doña Rosa o algunas de las muchachas fueran a recoger su plato, ella lo llevó y lo lavó. Podía sentir que unos pares de ojos la quedaban mirando, pero ya no le importaba lo que dijeran o pensaran sobre ella. Antes de salir de la cocina, checó el calendario del mes y se dio cuenta de que olvidó una fecha muy importante: el aniversario de la muerte de sus papás.

Estuvo tan ocupada, cuidando a los niños, viendo los asuntos de la casa y escuchando a algunos de los campesinos que llegaban a pedir su ayuda, que perdió la noción de los días. Se sintió culpable por olvidarlos, era la primera vez que algo así le pasaba y debía arreglarlo.

Fue hacia su habitación, específicamente a un librero, donde estaban acomodados los álbumes de su familia y algunos de sus objetos personales. Rafael le pidió a Juancho que armará ese mueble para ella. Sacó una foto donde sus papás estaban juntos, sonrientes a la cámara y con ella en mano salió al balcón. Las flores crecieron de una manera muy bella, incluso a unos metros de lejanía se podía ver como se alzaban para mostrarse.

Cada vez que era el aniversario, les dedicaba unas palabras y les enseñaba un nuevo lugar que había descubierto. Esa era su pequeña tradición y a pesar de que no era el día exacto, de todos modos, la llevaría a cabo. Puso la foto de tal manera que ellos "pudieran ver" al paisaje que tenían en frente.

Inhalo y exhalo varias veces, en busca de las palabras correctas.

—Papá, por fin, pude leer la carta que me enviaste antes de partir —suspiró—, te mentiría si te dijera que no me dolió. Lo hizo y mucho. Sentí que todo lo que conocía de ustedes fue una mentira, los desconocí. —hizo una pequeña pausa y tragó saliva para aliviar el nudo en su garganta—. Y les pido perdón por eso. Ahora puedo entender por qué hiciste lo que hiciste y ahora puedo entender por qué mi mamá se quedó a tu lado a pesar del riesgo.

«Mami, no sé si alguna vez te arrepentiste de quedarte con mi papá, pero te pido que me ilumines, necesito que me digas que no estoy cometiendo un error. Porque he conocido a alguien y lo amó con todas mis fuerzas, pero necesito que estés aquí, a mi lado y me guíes. Es la primera vez que siento esto y no lo puedo hacer apagar, sé que les hubiera gustado, somos tan parecidos y él me entiende, me siento protegida, feliz, amada...»