𝙲𝙰𝙿𝙸𝚃𝚄𝙻𝙾 𝟷𝟸

820 104 56
                                    

Canción ideal: ᴍᴇ ᴇɴᴀᴍᴏʀᴀ - ᴊᴜᴀɴᴇꜱ

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Canción ideal: ᴍᴇ ᴇɴᴀᴍᴏʀᴀ - ᴊᴜᴀɴᴇꜱ

Seis días pasaron sin noticia por ambas partes. Liliana sabía nada acerca de Rafael, y él sabía nada acerca de ella. No había ni una sola pista de sí él estaba cerca o si ella seguía en México. Sin novedades.

Liliana descansó y relajó la mente acerca de lo que había pasado con él y las acciones que tomó su papá para darles la vida que él deseó. ¿Podía culparlo? Si estuviera en su lugar, si tuviera hijos, haría hasta lo imposible por hacerlos felices. Sin embargo, el dolor permanecía. Con el paso del tiempo, llegaría a perdonarlo. Sin ese evento, no estaría ahí ni lograría lo que logró.

Liliana miró de reojo y sonrió levemente a Francisco, quien la observó en ese preciso momento. Terminó de comer, le agradeció a Martina por los alimentos, y llevó el plato a la cocina. Mientras lo lavaba, su mente estaba en blanco, pero sus sentidos se alertaron cuando un cuerpo se acercó al suyo. Saltó al sentir un plano pecho pegarse a su espalda, y este trató de hacer lo mismo con sus caderas; eso fue suficiente para que se alejara de ahí. Miró a Francisco con una mezcla de emociones: enojo, sorpresa, angustia, y confusión. Él solo la veía divertido por su cometido.

—No te quise espantar —sonrió y levantó las manos para demostrar inocencia—. Solo quería un vaso. —De un estante, sacó dicho objeto.

—Está bien —tartamudeó. El hombre se marchó, y soltó un gran suspiro de alivio.

Francisco era uno de los hombres más extraños que había conocido. Su mirada la incomodaba, la hora de la comida era una tortura porque no soportaba ver que otras personas la vieran comer. ¿Y tocarla? Nadie lo había hecho, menos sin su consentimiento. Pero ¿realmente la había tocado? ¿O su mente le estaba haciendo creer que sí? Quería decirle a Martina, pero si se equivocaba... Tal vez solo estaba exagerando.

Negó con la cabeza y borró de su mente lo que había pasado. Él proyectaba la imagen de un padre amoroso y esposo ejemplar. Con su "exageración", podría arruinarlo todo. No quería eso.

—¿En qué piensas? —preguntó Martina al entrar a la cocina.

—En lo que voy a hacer cuando me vaya —mintió, aunque sí necesitaba elaborar un plan.

Sacó el pasaporte hacía un año; solo debía encontrar la forma de cruzar.

—¿Te conté de una tía que tengo allá?

—¿La que se casó con un gringo?

—Ella. Puedes trabajar ahí cuando te vayas.

Liliana la miró dudosa, y Martina sonrió.

—No es pariente suyo —dijo para tranquilizarla y lo logró.

—No sé qué voy a hacer para sacar la visa. —Ese era el gran obstáculo, se la daban a pocos.

𝘾𝘼𝙍𝘼 𝙇𝙐𝙉𝘼 | 𝕽𝖆𝖋𝖆 𝕮𝕼 [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora