𝕿𝖊 𝖊𝖓𝖈𝖔𝖓𝖙𝖗𝖊

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Canción ideal: Ever fallen in love - Pete Yorn

Juancho llevaba poco tiempo trabajando para Rafael. Había sido envuelto por uno de sus primos, y se convirtió en el bufón del equipo. Constantemente era objeto de bromas y burlas por sus demás compañeros, pero no podía negar que la paga era buena.

Estaba cansado de tantas vueltas, su trasero ya no aguantaba estar sentado por varias horas buscando a una persona de la cual no sabía más que su nombre. Estaba agotado por completo, mientras buscaban en la estación de autobuses, e iba mirando a sus botas, que no se dio cuenta de que chocó con una chica.

El impacto provocó que los lentes de sol se cayeran, él se movió rápidamente para agarrarlos y dárselos. Al ver su rostro, este se le hizo familiar, el corte de cabello y el maquillaje le impedían identificar claramente si se trataba de la misma persona por la que llevaba tantas horas en el carro.

Cuando la chica se marchó apresurada, él se acercó a Chito, no sabía con seguridad si era la misma persona que buscaban.

—¿Ves a esa morrita? —señaló a Liliana, la cual veía el estante lleno de postales.

—¿Qué tiene? —preguntó, irritado, por sus preguntas constantes. Estaba cansado de estar buscando como perro, pero no podía quejarse si quería mantener su cabeza en su sitio.

—Se parece a la novia del jefe —rascó su cabeza.

—¿Tú crees? —achicó sus ojos para tratar de detallar a lo lejos el rostro de Liliana que dejó la postal en su lugar para irse a donde estaban los taxis—. ¿Y si la seguimos?

A Juancho le pareció una buena idea y se fueron rápido a la camioneta para seguir discretamente al taxi, que llegó hasta un hotel que tenía pinta de ser lujoso. Ambos vieron como Liliana bajaba del taxi con dificultad por el peso de su maleta.

—¿De qué tanto hablarán? —preguntó Juancho cuando vio que se quedaba más tiempo con el taxista.

—No sé, compa —sacó un cigarro de su bolsillo—. Dame lumbre —le dio uno.

—Mira, ya va a entrar —Liliana caminó a la recepción, espantada por el posible precio de las habitaciones— ¿Entramos?

—Ey.

Bajaron del coche deprisa y trataron de mezclarse con el resto de los turistas, al entrar a la recepción, tomaron asiento en el restaurante del hotel, cubriéndose con el menú para ver cada movimiento de Liliana hasta que se fue a su habitación.

—La 308 —dijo Chito y guardó ese número en su cerebro—. Hay que preguntar si realmente es ella, imagínate que no —aguantó la risa por el posible escenario.

—Vamos.

Se acercaron al mostrador que estaba siendo atendido por una muchacha joven. Juancho vio su oportunidad y arregló su playera, ocasionando que su compañero lo viera como si fuera un ridículo.

—Hola, señorita —fingió su voz, haciéndola más grave de lo que era.

La muchacha solo pudo poner una sonrisa fingida y evitó rodar los ojos, estaba cansada de los intentos de coqueteo.

—Dígame, señor —esto solo infló el ego del chico, que con frecuencia era molestado por ser un "niño".

—¿Sabe de quién es la habitación 308? —alzó la ceja en un intento desesperado de verse más atractivo.

—Señor, no podemos dar ese tipo de información sobre nuestros clientes —respondió con una falsa tranquilidad, aunque se moría por correr a ese tipo que solo se veía más gracioso.

𝘾𝘼𝙍𝘼 𝙇𝙐𝙉𝘼 | 𝕽𝖆𝖋𝖆 𝕮𝕼 [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora