𝕴𝖉𝖎𝖔𝖙𝖆

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ᴅᴇᴅɪᴄᴀᴅᴏ ᴀ: Mushu 🧡 mi Tito de la vida real.

Canción ideal: Different worlds - Jes Hudak

Cuando pasaron los cuarenta días, Martina se tuvo que regresar a Culiacán y dejó sola a Liliana. La primera noche sola fue la peor de todas. Llevaba varias horas intentando dormir a Iris sin ningún resultado, la bebé no dejaba de llorar y si seguía así, Liliana no tardaría en unírsele. Doña Juana ofreció quedarse con ella esa noche, pero ella, terca como mula, quiso experimentar lo que sería de su vida a partir de ese momento.

Sabía solucionar problemas, fue una habilidad que adquirió con el tiempo. Sin embargo, todo era diferente ahora. Después del nacimiento de Iris, todo le preocupaba. Tenía miedo de los insectos, de la oscuridad, si hacía demasiado frío o calor, incluso tenía miedo de que llegará a tocarle el sol. Debió escuchar los consejos de Martina, que en ese momento ya no sabía qué hacer.

-Vamos, bebé -susurró y la arrulló de un lado a otro, pero ella seguía llorando.

Trató darle de comer, fue poco y luego lo dejó. Con cuidado, la depositó en su carriola y le dio vueltas a toda la casa, de un rincón a otro. Arrastraba los pies porque estaba demasiado cansada como para seguir. No funcionó porque siguió llorando.

Volvió a cargarla para mecerla.

-No me dejas otra opción -susurró e hizo una mueca.

Comenzó a tararear la canción de la película animada con la que quedó traumada desde pequeña. Eran pocas las ocasiones en las que se sentía verdaderamente identificada con una canción, al tenerla en sus brazos solo podía identificar un único sentimiento: amor.

Y el amor que le tenía a su hija la hacía tocar las estrellas.

Porque no existe amor más puro que el de una madre a un hijo.

El día que ese amor se acabe, estaremos condenados.

Sonrió cuando su plan funcionó, logró que Iris al fin se durmiera y con cuidado la dejó en su cuna. Agarró una sábana y se envolvió en ella para acostarse en la mecedora, no quería apartarse de la bebé ni un solo minuto, le dolía tener que hacerlo, entonces prefería sacrificar su comodidad antes que dejarla.

Y podía llevarla a su cuarto, pero prefería que se fuera acostumbrando a dormir en su cuna, porque ya llegaría el día en que tendría que volver a trabajar y tenía tanto miedo de hacerlo. No quería perderse ni un solo segundo, su vida giraba alrededor de ella.

Sacrificaría todo por Iris.

Acostó a Iris en su cuna cuando tocaron a su puerta y la persona que estaba parada, junto con su acompañante, le brindaron una grata sorpresa. El felino la reconoció de inmediato y se retorció hasta que lo liberaron.

-Tito -chilló con emoción y agarró al gato de inmediato, una mascota logra reconocer a su dueño con facilidad y ese fue el caso, porque dejó que ella lo acariciara-. Pasa, pasa -le dijo a Juan.

-Gracias -acató sus palabras y sonrió algo incómodo.

-¿Y Ana? -preguntó al ver que venía solo.

-No pudo venir, se le dificultó -la realidad era que sus papás estaban siendo más exigentes en cuanto a su relación y ahora él tenía que demostrar que sus intenciones eran buenas-. Quise aprovechar para dejarte a Tito y hablar contigo.

-Claro, pero siéntate. Voy a ver a Iris, ya vuelvo -dejó a su mascota en el piso y fue a verificar que la bebé siguiera dormida, cosa que así fue-. ¿De qué quieres hablar?

𝘾𝘼𝙍𝘼 𝙇𝙐𝙉𝘼 | 𝕽𝖆𝖋𝖆 𝕮𝕼 [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora