𝕺𝖕𝖔𝖗𝖙𝖚𝖓𝖎𝖉𝖆𝖉

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Canción ideal: Mamma mia - ABBA

La adrenalina corría por su sangre mientras veía la escena a una cierta distancia.

En el momento que él fue capaz de alzar su arma para golpearla, activó algo en el interior de Rafael, un instinto dormido. No controló sus movimientos, solo sacó su pistola y lo disparó directamente, antes de correr al pequeño cuerpo que yacía en la calle.

Algunos de sus hombres se dirigieron a donde estaba su compañero, que agarraba su pierna con fuerza, el dolor era insoportable, pero era aún más insoportable para él, el hecho de haber cometido un error.

—Perdóneme, patrón —repitió incontables veces, sabía lo que pasaba cuando se sufría una traición y él esperaba que lo perdonara, pero Rafael no lo escuchó, solo la veía a ella.

Se agachó para cargarla, metiendo las manos detrás de su espalda para alzarla con delicadeza. Se sentía tan ligera y suave que quería mantenerla siempre entre sus brazos. El recuerdo de tenerla atrapada contra su cuerpo, besándola sin poder saciarse de ella, lo golpeó, estremeciendo su cuerpo.

Caminó hasta su camioneta, donde Cuco abrió la puerta trasera para él. Se subió y acomodó su cabeza en sus piernas.

—Encárgate de él —dijo antes que se cerrara la puerta.

Cuco caminó hasta donde estaba el hombre que se retorcía del dolor por la bala, sacó su arma y le disparó en la cabeza, sin darle tiempo de suplicar por su vida.

—Nos vamos —ordenó a todos que miraban la escena, sorprendidos. Dos de ellos reaccionaron y jalaron el cuerpo del hombre hasta meterlo en una cajuela—. Estamos en comunicación hasta nuevas órdenes —esto significaba que se quedarían hasta que Rafael indicará lo contrario.

—¿Eso significa que nos quedamos en Tijuana? —preguntó Juancho, mientras veía a Cuco subirse a la camioneta y arrancar.

—Supongo que sí —respondió Chito con temor por lo que presenció. Aunque estaba feliz, ya que podían disfrutar de la playa hasta que los mandaran de regreso a casa.

El auto en movimiento casi hace que Liliana se cayera del asiento, lo que obligó a Rafael a rodearla con su brazo, no quería tocarla más de lo necesario, para evitar malentendidos. Tomó un mechón de su cabello, que ahora era más corto que la última vez.

—Se cortó el cabello —susurró para sí mismo, viendo que este le llegaba hasta los hombros y algunos mechones más cortos decoraban su rostro. Amaba su cabello largo, pero de esa manera realzaba sus facciones delicadas.

—Rafa —Cuco llamó su atención y evitó mirar en el retrovisor, sentía que si posaba sus ojos por un milisegundo su cabeza volaría—. ¿A dónde los llevo? —tenía la gran duda de que harían: si regresarían a Jalisco o se quedarían ahí.

—Al hotel La Isla —sabía que era donde se estaba hospedando Liliana, le quería dar su espacio, pero sin dejar que se alejará de él ni un minuto más— Tú, y elige a otros diez más, se quedarán. El resto que se regresen a Jalisco —ordenó, no sabía cuántos días se quedarían ahí, pero necesitaba regresar a su casa con ella como su pareja.

Miró a lo lejos el hotel que estaba lleno de turistas y parecía ser bastante lujoso. En ese momento la vio con preocupación, no sabía cómo le había hecho para pagar la habitación y los boletos de camión.

—Cuco —lo llamó cuando aparcaron en el estacionamiento del hotel—. Ve y consigue la mejor habitación —ordenó, no quería dejarla sola ahí, tenía miedo de irse y que cuando regresara ya no estuviera.

Su mejor amigo hizo caso a su orden, fue hasta la recepción y esperó hasta que fuera su turno.

—Buenas noches —dijo Ana, la muchacha encargada, estaba cansada por las horas de trabajo y algunos clientes que eran bastante pesados, entre ellos, Juancho.

𝘾𝘼𝙍𝘼 𝙇𝙐𝙉𝘼 | 𝕽𝖆𝖋𝖆 𝕮𝕼 [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora