Canción ideal: Earned it - The Weeknd
Los niños vieron asombrados la gran piscina que la casa tenía, de la misma manera en que ella lo hizo cuando llegó por primera vez. Liliana les abrió una de las puertas que los llevaba al interior de la casa, todos entraron sin pensarlo. Ella vio divertida como tenían la boca abierta y miraban a todos lados como si fuera algo extraordinario.
—¿Qué quieren hacer? —les preguntó, rompiendo la ensoñación en la que estaban—. ¿Tienen hambre? Les puedo picar fruta o algo más.
Ninguno contesto, de repente, se sintieron intimidados por su alrededor. Ella los pudo comprender, sabía que tal vez todo estaba resultando mucho para ellos y se le ocurrió que la mejor idea era dejar que ellos decidieran qué hacer.
—Pueden prender la televisión o pueden salir a jugar en el jardín.
Gonzalo fue más valiente y dijo que quería ver la televisión, entonces ella tomó su mano regordeta para que fueran a la sala. Todos los demás la siguieron y se sentaron en los sillones. Liliana prendió la tele y tras averiguar para qué servía cada botón, fue cambiando de canal hasta encontrar uno que fuera adecuado para ellos.
Los dejo en la sala, estaban encismados con los dibujos animados y ella fue a la cocina para ver si tenían maíz palomero.
—Doña Rosa, ¿sabe si tenemos para hacer palomitas? —preguntó tras abrir la puerta de la cocina, espantando a las demás que estaban ocupadas en cocinar.
—¿Maíz palomero?
—Ajá. Quiero hacer un gran bote de palomitas.
—¿Para quiénes serían? —ella conocía a la perfección cada estante de la cocina, así como lo que guardaban. Abrió uno de ellos y sacó la bolsa llena de granos de maíz.
—Muchas gracias —dijo cuando ella se lo dio—. He invitado a los niños de las señoras que trabajan en los plantíos.
Se agachó para sacar una olla y cuando se enderezó vio que todas la estaban mirando fijamente.
—¿Qué?
—¿Le pidió permiso al patrón? —preguntó doña Rosa.
—Mmm, no —agarró la botella de aceite y puso varias gotas dentro de la olla—. ¿Tengo qué?
—Usualmente, antes de hacer algo, se les debe preguntar a los hombres si está bien.
Su comentario hizo que ella frunciera el ceño, demostrando su molestia. Pero siguió con su tarea, abriendo la bolsa para vaciar todo su contenido dentro de la bolsa.
—No estamos haciendo nada malo y no creo que el patrón se llegue a enojar por algo tan inocente —puso la olla sobre la estufa y la prendió, adecuando el fuego para que no se quemarán. Además de poner la tapa de la olla para evitar que las palomitas salieran volando—. En todo caso, yo asumiré las consecuencias.
Doña Rosa no soltó una palabra más, si ella quería desafiarlo era su problema, con tal de que el resto no salieran perjudicadas, todo estaría bien. Liliana esperó hasta que todos los granos explotarán y con la ayuda de un trapo, lo vacío dentro de un gran traste. Le puso algo de sal y con cuidado de no tirarlos, salió de la cocina para ir a donde estaban los niños.
Ellos no notaron que se fue por varios minutos, la televisión los tenía bastante entretenidos mientras veían Los Aristogatos. Dejó el bote de palomitas sobre la mesita de centro, sin dudarlo, los cuatro niños tomaron un gran puño y se lo llevaron a la boca. La única que no hacía nada era Valentina.
—¿No quieres palomitas?
La niña movió su cabeza varias veces, indicando que no quería.
—¿Segura?
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𝘾𝘼𝙍𝘼 𝙇𝙐𝙉𝘼 | 𝕽𝖆𝖋𝖆 𝕮𝕼 [COMPLETA]
RomanceLiliana Luna Cadenas escapa de la hostilidad de su pueblo natal. Crece sola, tras la pérdida de su familia. Hasta que una oferta de trabajo, llega a revolucionar su mundo. Él pone su vida de cabeza. Esta historia se ambienta a mediados de los 80, M...