𝘾𝘼𝙍𝘼 𝙇𝙐𝙉𝘼 | 𝕽𝖆𝖋𝖆 𝕮𝕼 [COMPLETA]

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Canción ideal: Love Song – Lana del Rey

Al cierre de un año, surgen los sentimientos encontrados. Las cosas que cambiaríamos. Los recuerdos más felices que se vivieron durante el año. Los pequeños o grandes logros. La nostalgia de que los trescientos sesenta cinco días están por acabarse. Pero con la esperanza de que, el año que sigue, sea mejor que ese.

Debido a que este representa todo lo que las personas desean: una nueva oportunidad. De repetir o mejorar las acciones pasadas.

Para Liliana y Rafael ese no resultó como esperaban. Ambos tenían en mente un año rutinario, lleno de trabajo y pequeños momentos felices a lado de las personas que los acompañaban. Pero fue una muerte la que los reunió.

Liliana tenía la falsa expectativa de que ese año lo terminaría sola. Tal y como John se lo dijo alguna vez; que a partir del momento en que ellos se separasen, la soledad marcase de nuevo su camino. El hecho de abrazar el cuerpo de Rafael le seguía pareciendo surrealista.

Al abrir los ojos, ese sentimiento desaparecía y la realidad le invadía. Él estaba ahí. Igual que los últimos dos meses. Donde él no se separaba de ellas bajo ninguna razón. Cada día le era confirmado el hecho de que su promesa, ya no era solo eso, era una realidad.

Liliana se recorrió un poco para apoyar su cabeza sobre el hombro de Rafael, de tal forma que pudiese estar más cerca de él y escuchar los leves ronquidos que emitía. Ambos estaban cansados por el pesado cierre del ciclo escolar. Miró a través de las cortinas la tenue luz del sol. Aún no era capaz de levantarse tarde, a pesar de que, ya estaban de vacaciones.

Trató de cerrar los ojos y dejar que las pizcas de sueño en su ser la dominaran. Eso no sucedió. Por más que intentara seguir la calmada respiración de Rafael. Volvió a abrir los ojos, con la esperanza de ver una señal de que él ya estaba por despertarse, pero no fue así. Le dio un pequeño beso en la nariz, antes de comenzar a moverse con cuidado sobre la cama y salir de las pesadas cobijas y sábanas.

Todos Santos solía ser un lugar bastante caluroso, por la cercanía al mar y la fauna desértica. Pero cuando el invierno llegaba, lo hacía con todo. Liliana volvió a cubrir a Rafael con todas las telas y negó con la cabeza debido a que seguía durmiendo semidesnudo. Esa mala costumbre podría hacerlo enfermar, y por mucho que se lo recordara, lo seguía haciendo.

Se puso con velocidad sus pantuflas después de sentir lo frío que estaba el piso. En el baño, rebuscó, en su lado del armario, un suéter que fuera lo suficientemente grueso para ese frío. Encontró uno hecho de lana que compró en su viaje al sur. Era perfecto, la cubría hasta el cuello.

En el lavabo, inició la rutina de cada mañana para limpiar su rostro. Le parecía gracioso que la mitad de este estuviera repleta de productos para la cara, maquillaje y demás. Mientras que, en el lado de Rafael, solo tuviera su cepillo de dientes, pasta dental, algunos perfumes, crema de afeitar y un rastrillo.

Así era en la mayoría de la casa. Él contribuyó a llenar las paredes de cuadros y objetos de segunda mano que encontraba en el mercado o en los terrenos baldíos. En estos, dedicaba una pequeña parte de su tiempo para retomar el negocio de su papá: la agricultura.

Ya había plantado lo básico, un poco de frijol, papa, trigo, maíz y sorgo. Solo le quedaba esperar los resultados.

Liliana se cercioró de que Iris permaneciera dormida en su cuarto, hecho que así era. Al pasar por la sala de estar, suspiró al ver las cajas amontonadas sobre la mesa de noche y el árbol artificial desnudo. Tenían que comenzar a decorar la casa ese día, sí o sí.

Esperaban a toda la familia para Navidad. Es decir, en una semana y unos cuantos días. Querían decorar juntos, pero siempre había un pendiente, trabajo o tarea que se los impedía. Aunque esos obstáculos ya no existían.