𝕾𝖊𝖓𝖙𝖎𝖉𝖔

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Canción ideal: Antología - Shakira

Liliana se mantuvo sentada por varios minutos, leyendo y releyendo cada página del diario de su mamá hasta que llegaba al final. Se sentía tan ajena y culpable, jamás pudo ver lo mucho que llegó a sufrir y todo lo que hizo por no dañar la imagen de su papá frente a ella. Ahora tenía en su poder los dos lados de la historia y ambos le brindaban una perspectiva más amplia de todo lo que no pudo ver con claridad en su momento, pero que ahora sí. Y le servía como motivación y confirmación de que estaba haciendo lo correcto. Le ardía como los mil demonios tener que admitir que tenía razón.

Limpió las pocas lágrimas que quedaban en sus mejillas y siguió con la otra maleta que quedaba. La golpeó con su mano para quitar el polvo que acumuló en su tiempo y desempacó lo que tenía ahí. Algunos libros, sus álbumes de fotos y demás pertenencias. Al terminar, se extrañó porque aún pesaba, a pesar de que ya estaba vacía. Le dio vueltas en busca de dónde provenía todo ese peso extra hasta que notó varios hilos que comenzaban a aflojarse, con curiosidad jaló uno de ellos hasta que el brillo que salió le sorprendió.

La maleta tenía un hoyo en la parte trasera y parecía ocultar objetos que desconocía, con mayor curiosidad y velocidad, deshizo el débil amarre del hilo hasta qué fajos de dinero comenzaron a caer junto con una carta. Liliana quedó entumecida y miró fijamente el hoyo que contenía joyas de oro y grandes cantidades de dinero en efectivo. Solo billetes, ni una sola moneda. Sacó todo lo que había dentro, dejándolo en el suelo, ocupando un gran espacio de este.

De inmediato, tomó la carta que tenía escrito su nombre en el sobre y la abrió. Sus ojos se humedecieron y su corazón ardió cuando se dio cuenta de que se trataba de la desordenada caligrafía de Rafael. Era el único que pudo hacer algo como eso. Leyó la primera palabra de la carta y sintió como un peso, parecido al de una piedra, se asentó en su estómago.

Bonita

Espero que jamás tengas que usar esta maleta y que nunca llegues a leer esto. Pero no puedo arriesgarme y permitir que algo te llegue a pasar en el tiempo en el que no estoy. Sabes en lo que estoy metido, y a pesar de que tengo todas las de ganar, puede que un mal movimiento acabe conmigo. Te amo demasiado y espero que tú sientas lo mismo.

Dentro de esta maleta encontrarás dinero suficiente para vivir por muchos años, confío en que harás buen uso de él y que sabrás administrarlo de manera adecuada. Escóndete y no le digas a nadie lo que tuvimos. No quiero que te hagan daño a ti, por tratar de lastimarme a mí., porque no soportaría no estar ahí para protegerte.

Espérame todo el tiempo que puedas. Buscaré la manera de comunicarme contigo y no confíes en nadie, solo en Cuco o Chito. El resto, no.

Para el posible momento que estés leyendo esto, ya serás mi esposa y lo más seguro es que estaremos esperando a nuestro primer retoño.

Las palabras no alcanzan a describir todo lo que siento por ti y espero que cada día de mi vida te quede claro que eres lo único que quiero.

Lo único, Liliana.

Tuyo, Rafael C.Q.

Al terminar de leer la carta, tomó los extremos finales de esta e hizo la suficiente presión para romperla, pero se detuvo cuando escuchó al papel romperse. Abrió los ojos y se fijó en que tenía un pequeño corte, no pudo hacerlo. Hizo el intento de romper la carta, pero sus manos fallaron. Era lo único que le quedaba como prueba de que el amor si llegó a existir dentro del corazón de Rafael. Llevó el pedazo de papel a su pecho y lo abrazó, permitió que su mente imaginara que lo estaba abrazando a él. Porque su amor dejo un hilo tejido dentro de ella que era imposible borrar todo lo que sentía en cuestión de días.

𝘾𝘼𝙍𝘼 𝙇𝙐𝙉𝘼 | 𝕽𝖆𝖋𝖆 𝕮𝕼 [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora