𝕮𝖆𝖘𝖆

459 54 96
                                    

Canción ideal: she's not me - Lana del Rey

Ni Liliana ni Doña Juana se habían equivocado al comentar que Todos Santos era un lugar mágico, las razones eran desconocidas, tal vez era su cercanía con el mar o el hecho de que la comunidad fuera tan pequeña, pero a la vez tan unida que siempre estarían los unos para el otro. Eran raras las ocasiones en que existieran conflictos entre ellos y sabían que debían de ayudarse entre ellos, ya que ahí era donde se quedarían por el resto de sus vidas. Casi como si fuera un portal a un punto tranquilo y calmado, perfecto para las personas como Liliana.

Tras darle la noticia de su embarazo a Martina, ella evitó darle los detalles de cómo fue que se enteró y pidió discreción a Doña Juana. Al igual que acordaron en esperar que avanzaran unos meses más para poder dar la noticia a los papás de Martina, sus hijos e Ignacio. No querían arriesgarse a soltar noticias cuando todavía no estaba asegurado, además que tenían que mantenerlo como un secreto. Rafael jamás debía de enterarse de la existencia de ese bebé porque él implicaba un riesgo.

Liliana solo debía aguantar unas semanas más para poder saber cuál sería su futuro. A pesar de la incertidumbre, las tres mujeres se pusieron de acuerdo en la búsqueda de una nueva casa para Liliana. Tenían poco tiempo, debido a que Martina solo se quedaría por ese fin de semana y quería formar parte de la elección de una casa. Tenía experiencia en todo el proceso que se debía hacer y quería aconsejar a Liliana para tomar la decisión más acertada.

Ella no tenía la intención de buscar algo extravagante ni un lugar enorme, se conformaba con tener un solo cuarto, si era posible dos, pero que le brindara ese sentimiento de calidez. Los seres humanos tenemos ese instinto, casi como un superpoder para saber en donde es que pertenecemos y Liliana estaba buscando la casa que le brindara eso.

Además, aunque tenía bastante dinero ahorrado, Liliana hizo gastos que limitaban más su presupuesto. Martina le llegó a sugerir que podía usar el dinero de Rafael, pero ella fue insistente en que se limitaría a usarlo en asuntos relacionados con su bebé. Jamás lo tocaría para utilizarlo en ella, sin importar que por meses tuviera que afrontar las deudas, ella quería demostrar que nunca estuvo interesada en su fortuna.

Entonces, las tres mujeres estaban paradas en el segundo prospecto de casa para Liliana.

La fachada no tenía nada de especial, la pintura se caía por la humedad del lugar y se podía notar que era bastante pequeña. Aunque si les llegó a llamar la atención la cercanía que tenía con el mar y por consecuencia con el mercado. Tenía una ubicación bastante ventajosa, pero eso no quitó su desilusión cuando entraron y aspiraron el fuerte olor a tierra, polvo y una mezcla de orina de algún animal desconocido.

Todos tuvieron que contener la respiración para evitar vomitar en el suelo de la sala y Liliana tuvo que sostenerse de la pared para calmar sus mareos.

—Disculpen el mal olor —dijo un señor mayor de edad, el cual era dueño de la casa—, ha estado algo vieja y abandonada —sonrió dejando ver sus dientes frontales chapados en oro.

—¿En qué año se construyó? —preguntó Martina con voz aguda debido a que se tapó la nariz.

—Finales de los 60 —habló mientras abría los grandes ventanales que daban hacia la calle y a lo lejos se podía apreciar las bellas playas.

Ninguna negaría que tenía una vista como ninguna otra casa.

—Si pueden notar las paredes, las ventanas y algunos detalles a lo largo de la casa fueron diseñados por un arquitecto reconocido en su tiempo.

—¿Cómo es que acabó así? —preguntó Liliana finalmente, tras haber recuperado la compostura y fijarse en lo que mencionaba el dueño. Pudo darse cuenta de que en su momento llegó a ser una casa muy bella.

𝘾𝘼𝙍𝘼 𝙇𝙐𝙉𝘼 | 𝕽𝖆𝖋𝖆 𝕮𝕼 [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora