𝕱𝖎𝖓𝖆𝖑

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Canción ideal: Wildest dreams - Taylor Swift

Estaba sentada sobre la arena y metió sus pies dentro de esta para sentir la mezcla porosa y caliente tocar su piel. El oleaje hacía que su cuerpo se relajará por completo y que lo único en lo que podía pensar fuera el presente, había luchado tanto por dejar el pasado atrás, para concentrarse en la persona que tenía a su lado. Su pequeña mano estaba aferrada a la suya, mientras copiaba su posición y mantenía sus dulces ojos enfocados en el mar, en como las olas se iban y regresaban, revelando algunas algas y conchas. Solían hacer eso cada fin de semana. Sentarse a escuchar las olas del mar, para luego volver a la casa y seguir con sus actividades.

Disfrutar los días de paz en ese pequeño rincón del mundo.

—Mami —la llamó, ya que una pregunta no le dejó descansar toda la noche—. ¿Crees en los fantasmas? —preguntó.

En los últimos días, estaba muy popular el tema de los fantasmas y espíritus debido a las películas que pasaban en la televisión y porque noviembre ya estaba a la vuelta de la esquina. Todo se ponía muy pintoresco en el pueblo, las personas colgaban papel picado en todas las calles, vendían calaveritas de azúcar y pan de muerto, además que ese año sería la primera vez que pondrían un altar. Pero, en particular, una visita nocturna originó sus dudas y preguntas acerca de la muerte.

Ella sintió como un escalofrío recorrió su espina dorsal al escuchar esa pregunta y volteó para ver a quién tenía a su lado, sus rizos revoloteaban por la brisa y tuvo que achicar sus ojos debido a que la luz de sol que la golpeaba directamente. Meditó por algunos segundos su respuesta, hacía tantos años que no se preguntaba lo mismo.

—No —respondió segura y volvió a mirar hacia al frente—, creo en los recuerdos...

No se puede decir con claridad que fue lo que paso esa noche.

Se pueden buscar múltiples razones para explicar cómo es que se concretó dicho hecho, pero que tarde o temprano iba a pasar. Tenía que abrir los ojos, por doloroso que fuera.

Tal vez fue que las zapatillas apretaban con fuerza sus pies y que le salieran ampollas y no pudiera caminar correctamente, aunado al hecho de que bailó y caminó sobre el pasto. Ya no aguantaba estar parada por más tiempo y todo lo que quería era relajarse.

Otra razón fue que el alcohol que estaban bebiendo dentro de ese despacho estuviera adulterado y que sus consciencias abandonaron sus cuerpos varias horas atrás. Ninguno de los asistentes podía pensar con claridad y Rafael no era la excepción. Incluso, se le puede culpar a la suave corriente de viento que recorrió todo el pasillo hasta abrir levemente la puerta del despacho y que revelará la reunión que se llevaba a cabo. El olor a tabaco, alcohol y uno en particular, un aroma terroso o amaderado. Sobre la mesa se encontraban las barajas, dinero de las múltiples apuestas, botellas de alcohol y sus respectivos vasos.

Actos tan simples como un parpadeo o un latir humano desencadenarían todo un suceso que marcaría sus vidas.

—Los recuerdos son lo único que nos mantienen atados a la tierra.

Liliana caminó por el largo pasillo con pasos ligeros y cortos, los pies la estaban matando y ya no soportaría estar un minuto más con el vestido que comenzaba a ser incómodo. Eran altas horas de la madrugada, un reloj indicaba que estaba a punto de marcar las tres. Liliana esperó a que cada uno de los invitados, la banda de música y los ayudantes del chef se fueran. Ya no quedaba nadie en la fiesta, excepto los que estaban en la fiesta privada dentro del despacho. Solo los amigos más cercanos a Miguel estaban ahí.

En todas esas horas, Rafael no salió en ningún momento del despacho y tuvo que convivir con Doña Isabel, quién luego se unió a ellas, fue María, que ya no aguantaba estar sola en la mesa con las acompañantes de Don Neto. Liliana trató de disculparse con Susana por la manera en que Rafael le habló, pero no la encontró en ningún lado.

𝘾𝘼𝙍𝘼 𝙇𝙐𝙉𝘼 | 𝕽𝖆𝖋𝖆 𝕮𝕼 [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora