𝙲𝙰𝙿𝙸𝚃𝚄𝙻𝙾 𝟸

1.1K 117 49
                                    

Canción ideal: ʜᴏɴᴇʏ ʜᴏɴᴇʏ - ᴀʙʙᴀ

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Canción ideal: ʜᴏɴᴇʏ ʜᴏɴᴇʏ - ᴀʙʙᴀ

Liliana solía acostumbrarse a contemplar casas imponentes y pertenecientes a miembros de la clase alta de la sociedad tapatía, pero ninguna se comparaba con esta. Con tan solo mirar su fachada, quedó deslumbrada, incapaz de imaginar su interior.

Los hombres que custodiaban la entrada portaban imponentes armas de fuego. La obligaron a detenerse; nadie podía entrar ni salir sin el permiso del dueño de la propiedad, especialmente, alguien desconocido como ella.

—¿Qué busca, señorita? —inquirió uno de ellos con voz dura y amenazante.

Liliana se encogió un poco del miedo y un escalofrío la recorrió. Solían hablarle de manera imperativa, pero ninguno de sus jefes la había amenazado con una pistola al darle órdenes.

Su destino habría sido diferente si hubiera salido corriendo en ese momento. Superó el miedo y se enfrentó al hombre con una gran masa muscular acumulada en el estómago.

—Vengo por el puesto de trabajo, me dijeron que aquí es. Me manda el "Chapo", él me recomienda —respondió con aparente firmeza.

Tanto el hombre como su acompañante la escudriñaron, observaron a una joven con bonitos rasgos faciales. Aunque les estaba estrictamente prohibido involucrarse con el personal, además de que la mayoría ya tenían su propia familia, no podían evitar notar su atractivo.

Liliana instintivamente se cubrió los brazos, arrepintiéndose de haber elegido ese vestido, ya que no le gustaba que la miraran sin su permiso, mucho menos que juzgaran su cuerpo. Ya tenía suficiente con su baja autoestima.

—Claro —chifló—. ¡Déjenla pasar!

El portón de la casa se abrió y ella apresuró el paso para alejarse de ellos.

—¡Eh, niña! —volteó a verlo con temor—. Pregunta por doña Rosa, ella te ayudará.

Asintió y siguió con su camino hasta llegar a la puerta de la casa. Inhaló y exhaló profundamente cinco veces antes de tocar. Reflexionó sobre los beneficios de obtener el trabajo y, con ese pensamiento en mente, tocó la puerta.

Una señora mayor le abrió, tratando de ofrecer una sonrisa amable. A su juicio, ya contaban con suficiente personal, entre ella y las muchachas, para atender la propiedad. Sin embargo, "el Patrón" le había exigido contratar más para las fiestas que planeaba. Esto implicaba enseñar a las nuevas empleadas cómo funcionaban las cosas. No eran muchas las chicas que buscaban el trabajo, ya que, generalmente, las empleadas eran esposas o hermanas de personas vinculadas al negocio. Por esta razón, frunció el ceño ante la desconocida; no la reconocía de ningún lado.

—Buenos días, mi nombre es Liliana. El Chapo me recomendó; dijo que aquí puedo trabajar limpiando —dijo nerviosa.

—¿El güero te envía? —preguntó con inquietud.

𝘾𝘼𝙍𝘼 𝙇𝙐𝙉𝘼 | 𝕽𝖆𝖋𝖆 𝕮𝕼 [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora