𝕯𝖔𝖗𝖆𝖉𝖔

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Canción ideal: Iris - The Goo Goo Dolls 

Las manos de Rafael no dejaban de subir y bajar a lo largo de sus piernas, para acabar en su trasero y amasarlo como si no hubiera un mañana. El amor y felicidad que sentía no era suficiente para ser expresado en palabras y sus caricias eran su forma favorita de expresarle cuánto la amaba, además que le encantaba sentir su piel desnuda con la suya. Subieron a su habitación, las demás puertas de las habitaciones estaban cerradas y ellos eran los únicos que seguían despiertos.

—Me has hecho la persona más feliz del mundo —dijo y puso algunos mechones de cabello detrás de su oreja.

—Serás mío —su tono de voz le sorprendió, no acostumbraba a ser territorial sobre las personas, pero él le motivaba a serlo—. Quiero ser la única.

—Tú eres la única que me pone así con solo verme —sus manos bajaron a sus caderas anchas para pegarla a su cuerpo y que pudiera sentir el bulto que se empezaba a formar en sus pantalones—. Seré tuyo —se corrigió—. No, ya lo soy, desde esa noche que te metiste a la biblioteca, cambiaste mi vida.

Liliana gimió por la manera en que sonaba su voz y como podía sentir su miembro erecto contra su vientre, la humedad ya comenzaba a generarse entre sus piernas. Era fácil que con cualquier acción o el simple sonido de su voz ronca contra su oído la pusiera de esa manera. Cuando estuvo lejos de casa y en las noches que regresaba demasiado cansado, no podía evitar que su mano viajará a su clítoris y lo acariciará de un lado a otro, mientras su mente estaba llena de recuerdos de él.

—Eres mío —rodeó su cuello con sus brazos e hizo que se agachará para poder devorar sus labios. Estaba necesitada y no pararía hasta saciarse, cosa que parecía imposible, porque siempre quería más de él, nada era suficiente.

—Solo tuyo —gruñó entre sus labios.

Apretó el trasero de Liliana y entre besos, la llevó hacia la cama, de manera firme, pero delicada al mismo tiempo, hizo que se acostará en ella, mientras no despegaban sus labios del otro. La posición permitía que su vestido rojo se alzará y ella aprovechó la situación para rodear su cintura con sus piernas. Rafael comenzó un lento vaivén, como si estuviera embistiéndola, para luego abandonar sus labios y dirigirse a una de sus partes favoritas: su cuello.

Con su lengua trazaba caminos pecaminosos desde sus hombros hasta llegar a su oído, donde el sonido de su respiración agitada más el aliento caliente contra su piel la estaban poniendo más mojada de lo que ya estaba. Pero quería hacerlo ya, estaba desesperada y no quería juegos previos. Gracias a sus piernas en su cintura, hizo que él se diera vuelta para ella quedar arriba de él.

Se movió a su antojo, disfrutando como Rafael disfrutaba del movimiento de sus caderas, le gustaba tener el control, pero no le importaba que ella jugará y lo usará como quisiera. Ambos soltaban un gemido cuando presionaban un punto en particular, ya que ahí es donde se ejercía mayor presión y se movía de una manera más dura. Con dificultad, porque no quería separarse ni un segundo de él con miedo a que se fuera, se levantó de su regazo y se paró frente a él. No sabía como seducir a las personas, entonces con las manos temblorosas intentó deslizar el cierre de su vestido.

Rafael veía la escena con los antebrazos apoyados en la cama, su vista no se despegaba de su cuerpo y rostro, pero se detuvo de comerla con la mirada al ver que no podía quitarse el vestido sola. Con una sonrisa dulce, se acercó a ella y reemplazó sus manos, la velocidad en que el cierre bajaba era lenta, la estaba provocando y supo que logró lo que quería cuando Liliana lo empujó contra la cama.

—¿Quieres hacerlo tú? —preguntó y sonrió de medio lado.

Su sonrisa fue borrada para ser reemplazada con una expresión de asombro, cuando se quitó el vestido por completo y solo quedó ante él usando un conjunto de lencería negra. Su miembro, que ya estaba duro de por sí, se puso como una roca por la manera en que se veía demasiado sensual, incluso para él, que estaba acostumbrado a ver diferentes mujeres hermosas, ella les llevaba la delantera y por mucho.

𝘾𝘼𝙍𝘼 𝙇𝙐𝙉𝘼 | 𝕽𝖆𝖋𝖆 𝕮𝕼 [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora