𝕮𝖎𝖙𝖆

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Canción ideal: Can't take my eyes off you - Joseph Vicent

Al llegar a su habitación e intentar abrir la puerta, se dio cuenta de que olvidó las llaves, para después recordar que dejó sus papeles en el taxi. Espantada, se metió al elevador, tenía que ver una forma de recuperar sus cosas, así tuviera que llamar otra vez al taxista, que en ese momento estaba en el hospital con la presión alta, le metieron un gran susto.

Caminó hasta la recepción, para poder llamar al señor y pedir sus llaves, ahí vio que un chico coqueteaba con la recepcionista, de forma apenada se acercó a ella.

—Buenos días —dijo y llamó la atención de las dos personas que estaban ocupadas en platicar.

—Buenos días. ¿En qué le puedo ayudar? —puso una sonrisa amable, mientras intentaba ignorar la mirada fija de su acompañante.

—Miré, ayer perdí mis llaves en el camino para acá, no sé si hay forma de que me den otras —Ana asintió, era común que los huéspedes perdieran las llaves, siempre tenían múltiples repuestos para ese tipo de situaciones.

—¿Cuál es su habitación?

—La 308 —al terminar sus palabras, el chico volteó a verla.

—Señorita —saludó, y Liliana solo pudo sonreír incómoda—. Tenga sus llaves y papeles, las recuperamos del taxi en donde iba —él le tendió sus cosas y ella lo miró confundida, pero al examinar su rostro le pareció familiar—. Me presento bien, soy Juan, trabajo para el patrón —le ofreció su mano.

—Mucho gusto —le aceptó la mano, estrechándola—. ¿Tú fuiste quién me entregó? —bromeó, con una cara seria, intentando no reír cuando vio su expresión de incomodidad.

—Solo seguía órdenes.

—Es broma, pero espero que no se repita —estaba de cierta forma agradecida, pero no le gustó nada la forma en qué se había llevado a cabo.

—El patrón es capaz de cualquier cosa —ella asintió, estando de acuerdo con sus palabras—. Me retiro —se despidió de la recepcionista—. Quedo a sus órdenes, señorita —hizo un leve asentimiento con su sombrero.

—Gracias —susurró después de que se fuera.

—¿Algo más en que la pueda ayudar? —preguntó Ana, al ver que Liliana se quedó en un pequeño trance.

—No, gracias.

Caminó nuevamente al elevador, debía alistarse lo más rápido posible. Al entrar a su habitación, rebuscó en su maleta toda la ropa que tenía, nada parecía ser lo suficientemente bonito, solo algunos vestidos floreados. Rendida y con la ropa fuera, escogió su vestido favorito, uno rosa pálido con pequeños bordados de flores.

Se dio un baño rápido, secando y metiendo el cepillo en la maraña que tenía de cabello, cepillando con rudeza desde el final hasta llegar a la parte superior de su cabeza, algunas cerdas quedaron con pelo. También se cepilló los dientes meticulosamente, dos veces. Con cuidado, se aplicó la base del maquillaje, no quería verse lastimada.

Cuando terminó, se vio en el espejo de cuerpo completo, se sentía demasiado nerviosa, era la primera vez que la invitaban a una cita formal. Con las piernas temblando y el corazón hecho una locomotora, bajó a la recepción del hotel, buscando con la mirada a Rafael.

La vio en medio del sitio, con la mirada buscando por todas partes, pero para en el momento que tocó su mano. Ella lo volteó a ver espantada, creía que era otra persona, aunque se tranquilizó en el momento cuando vio que se trataba de él.

—Me espantaste —sonrió y puso una mano en su pecho, respiró varias veces hasta calmar su corazón agitado.

—Vamos a desayunar —la rodeó con su brazo, buscando en su mirada algún gesto desaprobatorio, pero al no ver ninguno, caminó en dirección a la playa.

𝘾𝘼𝙍𝘼 𝙇𝙐𝙉𝘼 | 𝕽𝖆𝖋𝖆 𝕮𝕼 [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora