Capítulo 3: Iniciando un nuevo camino

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Me muevo en la mecedora con Aedan pegado a mi intentando dormirse, su hermana ya está soñando desde hace unos minutos, pero a él le cuesta un poco más conciliar el sueño de la siesta

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Me muevo en la mecedora con Aedan pegado a mi intentando dormirse, su hermana ya está soñando desde hace unos minutos, pero a él le cuesta un poco más conciliar el sueño de la siesta.

Freya me entrega mi medicamento junto a un vaso de agua. Lo bebo y ella se sienta en la ventana mirando hacia la ciudad.

—¿Puedes hacerme un favor?— le pido al tiempo que ella agarra el vaso vacío y lo deja a su lado.

—Claro, dime.

—Pásame la Mac.

La busca y se arrastra un puff redondo para sentarse a mi lado y dejar la MacBook en su regazo, ya que yo tengo a mi hijo.

—¿Qué quieres que busque?

—¿A qué lugar te gustaría ir?

—Pues ¿Ahora?—mira su reloj y hace una mueca —al supermercado antes que cierre.

—Hablo en serio— trato de no reír muy alto ni moverme mucho para no incomodar a mi bebé que apenas está cerrando sus ojitos—. Quiero decir que...ya conozco Suecia, la hemos recorrido por un año entero y ya me sé cada recóndito lugar.

—Quieres conocer otro lugar— finaliza por mí y asiento—. Pero estabas intentando organizar tu vida aquí, ese trabajo nuevo, las inscripciones para la guardería de los mellizos… querías que socializaran con otros niños.

—Lo sé, lo sé, lo estuve pensando en la noche tras el ya conocido insomnio y...no lo sé, tengo ganas de conocer otros lugares. Creo que podría aceptar ese trabajo en el periódico, lo haría online mientras viajo con los bebés y contigo. ¿Qué me dices? Tal vez no sea la mejor idea viajar en mis condiciones, pero estoy aburrida aquí, siento que...

—Te ahogas— me comprende y toma mi mano.

—El aire me está faltando en este lugar.

Asiente una vez, divide su mirada entre Aedan y yo, y suspira.

—De acuerdo, ¿Tienes algún lugar en mente?

—He visto un folleto en una tienda una vez que salimos a caminar, Lituania llamó mi atención.

—Veremos que encontramos.

Se pone a investigar hoteles, pasajes, trabajos, el turismo, ambiente, las leyes; investiga todo lo habido y por haber.

—¿Si vendrás conmigo?— le pregunto después de un rato en silencio.

Levanta la mirada de la pantalla para observarme.

—Claro que iré contigo, al menos que no quieras pagarme, claro.

Me río bajito y sacudo la cabeza.

—No quiero alejarte de tu familia, aunque nunca hables de ella.

—Soy viajera, June, me fui de casa hace mucho y llamo a mis padres cada que puedo, créeme, no importa si estoy en Japón o en la Antártida, los tengo cerca siempre. No debes preocuparte por eso.

Ni Que Fuera Por El Destino [#2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora