Capítulo 22: Ascensor

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Maratón 5/5

Sigue sin haber respuestas y lo que me dice el tío Finn es que deben estar analizando los documentos, es normal y aún faltan dos semanas para que puedan contestar antes de llevar el caso al tribunal

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Sigue sin haber respuestas y lo que me dice el tío Finn es que deben estar analizando los documentos, es normal y aún faltan dos semanas para que puedan contestar antes de llevar el caso al tribunal. Estoy inquieta todos los días esperando que mi tío me diga que aceptaron y que firmarán en cuanto el juez nos acepte el divorcio. Pero eso aún no pasa, así que Herkus me alentó a concentrarme en otras cosas como mi libro que Emmie me ayudó a conseguir esa editorial que podría publicarlo.

Ese día viajé a Londres a esa reunión, Herkus estaba más emocionado que yo por esto y eso me contagió un poco. Estacioné en donde encontré espacio y al bajar caminé una cuadra hasta encontrarme de frente a un edificio enorme. Revisé la dirección que Emmie me mandó para asegurarme que no me había equivocado, pero no, ahí era un edificio que parecía ser el mismísimo Olimpo.

El letrero "Editorial Larken Company" estaba en la cima de todo para llamar la atención de cualquiera desde la lejanía. Yo conozco ese apellido, pensé, pero al instante sacudí la cabeza, mi memoria no es confiable. Me acerqué a la entrada pasando por un fino camino, plantas artificiales decoraban la entrada y los hombres de traje a un lado de la puerta eran los de seguridad.

—Buenos días—saludé cuando entré y las puertas automáticas se abrieron para mí.

—Buenos días, June—saludaron ambos como si fuera algo de todos los días.

Entré y alcé mi cabeza para mirar todo a mi alrededor. Giré sobre mi eje y a pesar de ver a los guardias de seguridad voltearse alarmados hacia mí, me quedé anonadada mirando ese montón de bloques finos perfectamente puestos. Todo era… si, el Olimpo. Emmie también lo había llamado así y confirmaba que tenía razón.

Miré el teléfono donde Emmie me puso en un mensaje el piso a donde debía ir y por el ascensor que debía tomar. Habían varios de esos, pero estaban divididos en dos, uno público y otro privado. Ella me dijo que yo debía tomar el privado porque por allí iban los que tenían que tener una reunión, así era una más fácil organización para la editorial.

Pasé junto a la recepción, donde una chica estaba escribiendo en una computadora mientras atendía a una persona.

—Buenos días, Alba— dije y me dirigí al ascensor privado.

—Ah, buenos días, June— dijo amablemente relajando el ceño que antes estaba fruncido.

No me extrañaba que dijeran mi nombre, pues tenía puesto una cadena donde allí estaba escrito.

Subí al ascensor aún cuando me empezaron a mirar raro, como si fuera un fantasma caminando entre ellos. Entré al ascensor privado y marqué el piso donde debía ir. Hasta ese pequeño sitio era lujoso, con espejos en las paredes y pequeñas líneas doradas en las esquinas que lo hacían ver como si estuviera subiendo en oro. Que ostentoso es el dueño.

Cuando las puertas se abrieron en el piso dieciocho ingresé, había varios escritorios con los empleados trabajando, otros estaban yendo y viniendo y otros tomando café junto a una máquina de cafés. Caminé por el pasillo hasta el área de recursos humanos donde hacían las entrevistas a los escritores. Toqué la puerta y cuando me permitieron el pase me detuve notando que un silencio profundo se hizo presente en el piso. Miré atrás notando que algunos estaban con las bocas abiertas y los ojos bien redondos. El "pase" volvió a escucharse e ingresé antes que me creyeran sorda. Revise mi ropa creyendo que por eso me había llevado esas miradas, estaba en pantalón blanco, camiseta corta verde y un blazer blanco. No me veía tan mal pero quizá el escote y la transparencia de la camiseta era demasiado para este lugar. El ostentoso Olimpo.

Ni Que Fuera Por El Destino [#2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora