Capítulo 5: Secuelas

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—Me encantó—dice Freya entrando a la sala y sentándose a mi lado en el sillón—

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—Me encantó—dice Freya entrando a la sala y sentándose a mi lado en el sillón—. Leí tu columna en la página web del diario. ¡Lo amé! Escribes tan bien, sentí esa emoción por hacer algo tal como lo plasmaste. De repente quise levantar el trasero de la silla y hacer algo productivo para el mundo.

—No es hacer algo para el mundo, sino para uno propio.

—Tú me entiendes. ¿Te hablaron del periódico? ¿Les gustó?

Le señalo la Mac y rápidamente revisa mi correo.

—Oh, mira, les encantó tanto como a mí. Sabía que esto era lo tuyo.

Se me formó una sonrisa tranquilizadora en el rostro cuando me llegó el mail de la editora encargada que me asignaron. Estaba muy preocupada por las críticas que pudieran darme, sin duda ese correo superó mis expectativas.

—Gracias. ¿Los niños?

—En la sala, listos y bañados. ¿Tú estás lista?

—Si— cierro la Mac y me levanto alistando mi vestido. Vamos a salir, hay un show cultural a unas calles de aquí. Dejo mi cabello a medio atar y me pongo un abrigo antes de ir por mis hijos que me esperan en la sala. Aedan en unos jeans elegantes y una camisa celeste, Megan a su lado está con un vestido morado y el cabello recogido lleno de rizos— ¿Vamos?

—¡Shi!

Agarran mis manos y vamos a dar un paseo por nuestra temporal ciudad. Hay un show de danzas nacional en la avenida, puestos de comidas típicas están en un lado rodeando la feria y el show comienza llevándose la atención de Aedan quien se desespera por ir a la primera fila. Mientras Megan, Freya y yo masticamos pan frito.

—¡Mida, mami, mida!— Aedan da brincos agarrado a mi mano, señalando un payaso que está regalando paletas. Megan suelta un grito y se esconde detrás de mis piernas.

Aedan se suelta de mi mano para ir tras su paleta.

—¡Aedan!

Cargo a Megan contra mi cadera y miro a los costados, Freya se fue a comprar bebidas, no la encuentro y me resigno, sigo a Aedan que está con el payaso robándole las paletas mientras él está de espaldas.

—¡Oye!—chilla el payaso cuando se da cuenta que le están robando. Aedan suelta una risita y cuando yo llego se mete entre mis piernas para asegurarse que lo proteja del payaso.

—Lo siento, pegaré por las que se llevó— me disculpo y busco mi billetera, las devolvería pero él ya las manoseó todas— ¿Cuánto es?

—Oh, no es nada— la voz del payaso me detiene y lo observo. Tiene una nariz roja, la cara pintada de blanco y una peluca colorida, su disfraz tiene muchos colores por todas partes y círculos de colores llamativos diferentes que contrastan los de abajo. Sus ojos se ven avellanas detrás de sus pestañas y no se da cuenta pero un mechón castaño se filtró por debajo de su peluca en su frente.

Ni Que Fuera Por El Destino [#2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora