Capítulo 17: Mejores Amigas

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Ella está ahí

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Ella está ahí. Sin saber si yo era real o no, me observaba con la boca abierta y sus ojos se volvían llorosos. Dejó caer la carpeta que traía en su mano y se abalanzó sobre mí en cuanto salió de su ensoñación.

Por fin volvía a abrazar a mi amiga de la infancia. Volvíamos a estar una en los brazos de la otra y eso me llenó los ojos de lágrimas.

—Loca de mierda, te he estado buscando por meses y…y, mierda, estoy tan feliz de verte— balbucea y nos separamos para mirarnos una a la otra—. Estás guapísima. Cortaste tu cabello.

—Y tú el tuyo—lo tiene por los omóplatos—. Estás bellísima.

—¿Dónde estuviste? Te busqué por tantos lugares— va a recoger las cosas que tiró—. Cancela mis citas— le dice a su secretaria y cierra la puerta—. Casi me rindo.

—No tenías que buscarme. Estuve bien, tratando de recuperarme— nos sentamos en el mismo sillón y ella sube sus piernas al almohadón—. No quería volver pero hay cosas que no me dejan avanzar y necesito que tú me aclares la cabeza, eres la única persona que puede ayudarme.

—¿De qué estás hablando?

Le cuento todo, desde el inicio en aquel hospital hasta el día de hoy. Le cuento hasta los detalles que nunca le había contado a nadie, ni a Freya o a algún psicólogo. Ella fue mi mejor amiga y es la única en la que confío y me siento realmente cómoda para contarle todo de todo.

En el proceso de angustia, llora por saber de los mellizos y me desahogo, no me interrumpe para nada más que pasarme unos pañuelos para la nariz que ella también agarra. Pasan horas hasta que termino de contar lo último y es lo de mi casamiento anulado con Herkus y el que está vigente que no recuerdo.

—Estoy segura que ayer me dijeron algo que me hizo recaer y hoy papá no quiso decírmelo para que no pase lo mismo— respiro hondo. Ambas estamos acostadas en el sillón con las piernas extendidas—. Bueno, eso es todo de mi parte, ahora te toca a ti contarme lo que no sé y por favor debes decírmelo como la psicóloga profesional que eres, no quiero tener otra recaída y olvidarlo, siento que es muy importante.

—Lo es, definitivamente, lo es— suspira y mira hacia afuera donde la oscuridad de la noche ya está presente, no llegaré a cenar con los mellizos pero realmente algo me impide irme, tengo una gran necesidad de saber lo que no quieren decirme—. Es difícil, June y más ahora que lo sé todo— se me acerca y toma mi mano—. Lamento todo lo que has pasado y ojalá me hubieras buscado antes para poder estar contigo. Tú no te mereces esta mierda en lo absoluto.

—Pero pasó y ahora solo tengo que lidiar con lo que puedo.

—Entiendo eso y tienes que saber una cosa antes de que te cuente lo necesario: no estoy de acuerdo con tu decisión de irte y seguir tu vida, no tienes idea a las personas que estás dejando atrás, no comparto tu pensamiento para nada —separo nuestras manos y miro a la ventana con una pizca de desilusión—. Pero eso no quiere decir que no voy a acompañarte y a aconsejarte como profesional, más no como amiga porque esa parte de mí, ahora mismo, quiere abofetearte.

Ni Que Fuera Por El Destino [#2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora