Capítulo 42: Entre nosotras

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Feliz cumpleaños, Yami. Que seas muy feliz.
Este capítulo está dedicado para usted, mi reina ❣️

Este capítulo está dedicado para usted, mi reina ❣️

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Auch.

Y si, sabía, en lo más profundo de mí, que ella tenía razón.

Estoy haciendo todo mal.

También supe que nadie más podría decírmelo con las palabras justas. Ella siempre sabía cómo decirme las cosas y esta vez lo hizo. Nadie más que mi mejor amiga podía hacerme abrir los ojos de la nube en la que estaba y devolverme a la tierra.

—Yo…

—No, no hables—me interrumpido levantando su mano—. Tú siempre hablas hasta por los codos y no has parado de escudarte desde que regresaste. Y te he entendido a la perfección, porque sé todo lo que has sufrido todos estos años y todos los anteriores. Pero ya fue suficiente. Te dejé hacer y decir lo que querías. Ahora es mi turno.

Hice silencio. Necesitaba que me hable, no lo habíamos hecho sinceramente desde que volví. Solo habríamos hablado como dos viejas amigas, no como las mejores amigas que éramos. No somos solos dos personas que están en los logros y triunfos de la otra, no solo estamos para apoyarnos y organizar pijamadas con mil horas de chismes. Somos del tipo de amigas que estamos para resucitarnos si una se muere. De las que si nos falta un órgano, me lo arranco con los dientes para dárselo.

Y ahora, las dos sabíamos que si bien no me faltaban órganos, si necesitaba que me resucite. Que me dé un cachetazo cerebral para devolverme a mi eje.

—Sabías que lo que estabas haciendo estaba mal y aún así lo hiciste. Dejaste que te manipularan para conseguirlo. Te dejaste usar como aquella vez con Lucian, y no me digas que perdiste la memoria y no te acuerdas de eso, porque sé muy bien que si. Te lo conté cuando volviste, sabes perfectamente lo manipulada que estabas por él y volviste a ser esa chica que juntas habíamos acordado que nunca volvería.

—Yo no me dejé…

—Si, lo hiciste. Sabías que esa enfermera tuya era una mentirosa e hiciste oídos sordos y ojos ciegos.

—No sé de qué estás hablando.

—¡Que te manipuló!— gritó y me sobresalté—. Usó tu salvación en tu contra.

Aunque ella creyera que estaba entendiendo lo que decía, no lo estaba haciendo. No lograba entender qué había hecho Freya. Era incapaz de ver algo malo en ella.

—Jasper no te lo quiso decir porque solo es una sospecha, pero tú y yo sabemos que hay mucha realidad en su hipótesis. Freya usaba tus medicamentos para poder controlarte. Manejaba todo tu cerebro a su favor. Se aprovechó de tu vulnerabilidad y —gritó de frustración —y cuando la vea le voy a arrancar los ovarios con un tenedor a esa hija de perra.

—Espera Emmie, estás delirando. Freya no me hizo nada, yo sé lo que tomo.

—¿Que sabes lo que tomas? ¡Ja! Ayer no te podías ni mover de lo intoxicada que estabas, no sabía ni lo que estabas haciendo hasta que apareció Aaron y te bajó de la nube de un tirón. No me vengas con eso de que sabes porque obviamente no sabes nada.

Ni Que Fuera Por El Destino [#2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora