Ni Que Fuera Por El Destino [#2]

Capítulo 26: Apoyo Familiar

Buen día :)

Disculpen la inactividad, estuve con problemas de salud. Por suerte ya estoy mejorando.

Les dejo tres ADVERTENCIAS para lo que queda de capítulos (que son más un recordatorio que advertencia, pero bueno):

•Esta trilogía se basa en DRAMA. Cómo estaba estipulado en las advertencias desde el capítulo 1, esta historia tiene mucho drama tipo novela melodramática de televisa. Saldremos de un problema para meternos en otro, vamos a reírnos, llorar, emocionarnos y mil emociones más. Pero el drama seguirá estando de principio a fin, porque los personajes están creados así. Estos son MIS gustos y disfruto de ellos. Me gusta que todo esté bien con June y Aaron, pero amo cuando todo está patas arriba. Por ende, si esto no es de tu agrado, si te parece que hay demasiado drama, si "ya sufrieron mucho", te recomiendo encarecidamente que dejes la historia acá, porque seguiremos con drama en todos los capítulos. No vale la pena que te quedes leyendo algo que no te gusta por el simple hecho de querer saber cómo termina.

•Recordemos que es una historia ficticia, si bien hay escenas que se asemejan a la realidad, todo sigue y seguirá siendo ficticio, salió de mi cerebro. Aunque los protagonistas sufran en la historia, no existen, no sufren realmente, ¿Oki Doki? No se tomen a pecho nada de lo que pueda ocurrir. Solo disfruten.

•Tratemos de comprender a June, ella hace lo que cree correcto. Pongámonos en sus zapatos, olvidemos que Aaron existe, perdamos la memoria como June y pensemos desde su punto de vista.

Espero les guste este capítulo. Se viene lo mejor de lo mejor.

Gracias por la paciencia ♥️

Estaba aturdida. Las ganas de llorar que me provocaba tener el pensamiento más maligno, el de estar siendo la peor madre, ese miedo que siempre he tenido de seguir el ejemplo de quién debía ser la mía y solo me abandonó. Me había convertido en quien más despreciaba. Ella me había dejado cuando era pequeña, no le importé y se fue como si no fuera nadie. Tenía claro que yo no había tenido la misma situación porque yo jamás hubiera dejado a mis hijos, pero así era como me sentía, como si los hubiera abandonado y a fin de cuentas era lo que había hecho aunque no fuera por voluntad propia o estando consciente.

Llamé a mi padre en cuanto salí de casa de Aaron. A mitad de carretera me detuve envuelta en llanto, sintiéndome muy decepcionada con él, mi propio padre me había ocultado a mis hijos y era un sentimiento tan contradictorio saber que no tuvo otra opción, pero aún así me hubiera gustado saberlo mucho antes.

Me pidió disculpas incontables veces y me dijo todas las veces que lo intentó, pero mi cerebro nunca pudo soportar la idea del olvido de algo tan importante, entonces me borraba los recuerdos para protegerme del dolor. Por lo tanto, mi mayor enemigo era mi cerebro.

Tenía tantas ganas de llorar, pero me contenía porque tenía enfrente a los hijos que había tenido y podía recordar, los que estaban en mi presente y no en la nada de mi vida.