Capítulo 40: El apellido

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Al volver de la casa de mi abuelo, quién había vuelto a hacer un escándalo cuando mis tíos volvieron a insistir en un asilo, encontré a Freya en medio del departamento golpeando su pie contra la madera

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Al volver de la casa de mi abuelo, quién había vuelto a hacer un escándalo cuando mis tíos volvieron a insistir en un asilo, encontré a Freya en medio del departamento golpeando su pie contra la madera.

—¿Qué pasa?

—Ahí estás—se encaminó a mí a zancadas mientras colgué el abrigo y bolso en el perchero. Me agarró del brazo y aunque me sonrió vi lo nerviosa que estaba—. Has tardado.

—Si, lo sé, mi abuelo se pone intenso cuando no le dan lo que quiere. ¿Mis bebés?

—Durmiendo.

—¿Ahora? Son las 8:30, siempre deben dormir a las nueve.

—Jugaron mucho en el parque y estaban agotados— respondió simplemente y no me era difícil de creer. Les gusta correr y muchas veces volvieron cansados de una salida al parque— ¿Tú qué has hecho?

—Ya te lo dije, Freya. Estuve con mi familia toda la tarde y en la mañana desayuné con los niños— me reí recordando lo de anoche—. Ayer quemé la comida— me sentó en el sofá—, pero los niños fueron tan gentiles, no les molestó que pudiéramos pizza.

—Oh, no me digas, qué lindo.

—Si, Freya, son encantadores. Siento que—los suspiros me salieron involuntarios—...que los amo con toda mi alma. Fui un desastre como mamá, tanto anoche como hoy a la mañana donde tuve que pedir el desayuno por delivery, pero ellos son los mejores. No me juzgaron por eso, de hecho me apoyaron. Incluso Aaron…

—Hoy Aedan casi le dice a Herkus papá—soltó de repente y me enderecé en el sofá.

—¿Cómo dices?

—Si, fue sorprendente. Le quiso pedir un helado y casi se le sale la palabra— me contó y sonreí, me gustaba que lo aceptaran de una manera tan paternal, pero también me preocupaba, él no es su padre y en algún momento el verdadero va a tener que saberlo.

—Es... increíble, supongo— murmuro y ella me pasó un vaso de agua con mi tableta de pastillas—, pero lo estuve reflexionando, creo que voy a tener que decirle a Aaron que son sus hijos. No puedo ocultarle algo tan grande. Él no es mal padre, cuidó de Violett, Ethan y Mateo todo este tiempo. Él es…bueno. Por lo menos no es tan malo. Mañana por la mañana le diré y aunque se enoje conmigo él debe saberlo. Los mellizos tienen que saber de su papá…

Ella se quedó dura en su lugar, pero pronto retomó la compostura y me metió cuatro pastillas en la boca. Nunca las había tomado todas juntas y eso me extrañó.

—Está bien, June, son tus hijos, haz lo que quieras con ellos— quise el vaso por mi cuenta pero ella lo empinó en mis labios y comencé a tragar—. Pero recuerda que Herkus también es su papá, él los crió, los ama. No puedes arrebatárselos y romperle el corazón así. ¿No eres tan mala o si?

Tosi cuando tragué todo, la garganta me dolió.

—No, claro que no— volví a toser—. ¿Por qué me has dado todo junto?

Ni Que Fuera Por El Destino [#2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora