Capítulo 9: Dos años

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Terminé de colgar los globos y organicé la mesa de bocadillos

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Terminé de colgar los globos y organicé la mesa de bocadillos. Todo estaba listo para la fiesta de cumpleaños de los mellizos, así que, después de darle una revisada a todo, fui a buscarlos para asegurarme que ya estuvieran listos. Estaban en su habitación conjunta, se suponía que Freya debía estar cambiándolos, pero ella no estaba allí.

—¿Están listos, bebés?—asintieron, les emocionaba tener su primera fiesta de cumpleaños con sus amigos de la guardería. Su primer año no lo festejamos por estar en el hospital en una crisis de respiratoria de Megan— ¿Dónde está Freya? Creí que ya estaba cambiándolos.

—Lo taba por hace, perro Aedan manchó su camitsa y tuvo que ir a lavala— lo acusa su hermana y él se cruza de brazos.

—Fue sin quered.

—Claro que no, no te ustaba y la manchaste para que no te la uses.

Negué con la cabeza y revisé su maleta buscando una camisa limpia para que pueda usar. A Aedan le puse una camisa verde claro con unos pantalones blancos y peiné su cabello hacia atrás dejándolo bien bonito. Estuvo frente al espejo echándose perfume mientras yo arreglaba a su hermana. La vestí con un jardinero verde pastel con un top pequeño debajo y sus sandalias favoritas. Su cabello quedó suelto y largo, aunque le puse un broche de un lado para que no le molestara en la cara. Estaban preciosos, ellos eran hermosos y me sentía tan orgullosa al saber que esas personas tan lindas vinieron de mí.

El timbre sonó y Aedan chilló.

—¡Ya llegaron mis invitados!— se pone nervioso y se vuelve a mirar al espejo para acomodarse el doblez de su camisa —¡Mami, arregla esto, está feo!

Yo no veía más que una mini arruga, fingí que lo arreglaba y le di una palmada en el trasero.

—Vamos, ve a abrirle a tus invitados— besa mi mejilla y se va rápidamente, esto de la fiesta le emocionaba mucho. Más que nada, le emociona tener atención.

—También es mi cumpleaños— se queja Megan. Beso su frente y termino de acomodar su broche.

—Lo sé, cariño, pero a él le emociona el doble que a ti.

Hace una mueca de desinterés y nos agarramos de las manos para ir en busca de los invitados. En la sala Aedan estaba dando saltos frente a la puerta porque no llegaba a la perilla. Me reí y vi a Freya salir del lavadero con la camisa de Aedan toda mojada. Me hace una mueca de cansancio y le pido disculpas con la mirada. Megan suelta mi mano para ir con su hermano.

—A ver, tonto— lo tironea de un puñado de la camisa— Súbeme— le ordena y de inmediato él rodea las piernas de su hermana para elevarla, ella agarra la perilla y abren la puerta.

—¿Por qué no esperan a que tú vayas a abrirla?— pregunta Freya a mi lado en un susurro.

—Les enseño a trabajar en equipo.

Ni Que Fuera Por El Destino [#2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora