Capítulo 4: Olvidadizo

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Zander viene a sentarse a mi mesa con una gran sonrisa.

—Te doy el privilegio de sentarte con el nuevo dueño del restaurante donde está tu trasero— dice mientras se sienta y se recuesta en la silla muy cómodo.

—¿Compraste el restaurante?—enarcó una ceja, aunque no me sorprende.

Se encoge de hombros, levanta dos dedos para llamar a la camarera.

—A Amari le gusta venir aquí.

Bajo mi teléfono y lo observo, no me devuelve la mirada y se incomoda en su silla.

—Deja de mirarme así.

—No uses a mi sobrina como excusa. Compraste esto por ti y a decir verdad, ya te estabas tardando.

Me mira y suspira, baja la cabeza para doblar una servilleta.

—Era el lugar favorito de Rose— comenta lo que ya sé y es por eso que suelo venir regularmente aquí—. Aquí venden la mayor variedad de ensaladas del mundo.

A Rose le gustaba este lugar por eso y porque hay vista dinámica al Támesis. Hay muchas fotos de ella aquí, recomendaba este lugar a todos sus conocidos. Es un lugar fresco, con ventanas por doquier, decoración sencilla, pero fina y un ambiente tranquilo y relajante.

Almuerzo con Zander y me cuenta sobre sus nuevos emprendimientos, no solo compró el restaurante que le gustaba a su esposa, si no también se adueñó de un centro de danza para Amari, a ella le gusta bailar y él le da todo lo que quiere. Hanna fue contratada como la encargada y jefa del lugar, está más que feliz por eso, por fin tiene a alguien que le guste lo mismo que ella, lo intentó con Violett hace unos años pero mi hija dejó en claro que la danza no es lo suyo.

—¿Qué sabes de Fred?— pregunté. Los últimos días no hemos hablado, me concentré más en estar con mis hijos y compensar como los traté.

—Atendiendo a Lula, me dijo que ahora duerme en el sofá.

—¿Qué hizo?

—No lo sabe— reímos, Fred nunca entiende lo que le pasa a su esposa embarazada—, está muy estresado, deberíamos salir, de verdad está agobiado.

—No sé...

—Oh vamos, hace demasiado tiempo que ninguno, en especial tú y yo, hacemos algo divertido. Amigo, no sé tú, pero yo necesito volver a hacer algo de mi vida pasada. Estoy encerrado en una rutina diaria y, no me mal entiendas, amo a mi hija y pasar todos los días de mi vida a su lado es lo mejor de mi vida, pero...no lo sé...

—Te entiendo, estás viviendo una monotonía.

—Si, quiero salir un rato y después volver.

—Está bien, reúne a los demás— corto un pedazo de mi carne y la llevo a mi boca.

Ni Que Fuera Por El Destino [#2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora