¿Sabía de los mellizos? ¿Cómo? ¿Quién se lo había dicho? ¿Emmie? No, ella no me traicionaría así y mi familia ni pensarlo. Entonces, ¿Cómo sabía de ellos? Lo había dicho con furia, con rabia, como si quisiera hacerme saber que sabía y mi cabeza maquinaba rápidamente buscando una razón de dónde se había enterado. Y me aterré al pensar que ahora los querría ver, que no estaba dispuesto a dejarme en paz y no entendía cómo puede haber estado con alguien tan locamente posesivo.Ya al ingresar a la oficina había captado su aura intimidante de "aquí nadie saldrá hasta que obtenga lo que quiero", es un tipo de carácter fuerte, se le nota a leguas. Es determinado y demandante. La mirada de odio que le dió a Herkus apenas lo vió me hizo arrepentirme de traerlo. Había creído que era buena idea, a fin de cuentas, necesitaba su apoyo y que tomara mi mano cuando firmara ese documento. Pero eso no era lo que estaba sucediendo.
No, en cambio, Aaron estaba inclinado hacia adelante mostrando lo tensos que estaban sus hombros, las venas de su cuello resaltando dándome a entender que contento no estaba, con sus ojos profundamente azules puestos en mí y en nadie más. Negado a firmar, negado a dejarme ir. Juzgaba a mi yo olvidada del pasado que había salido con este hombre tan…
Comenzaba a creer que había sido una idea terrible, una pésima idea. Tal vez no debía hacer esto legal con Herkus, quizá hubiera sido mejor nunca haber pensado en volver, no necesitaba un título para considerarme la esposa de Herkus.
Si, eso me hubiera gustado pensar. Pero no, no me sentía su esposa si no tenía ese papel, era necesario que firmara algo que así me declarara.
Sin embargo, era obvio que volver no había sido lo mejor. Aaron me miraba con rabia, como si me estuviera soltando una de las peores verdades y que me pidiera ver a los mellizos o, peor, pedirme su custodia me aterraba. No necesitaba un comprobante médico que me diera como resultado la compatibilidad de él con mis hijos, sabía que eran de él, pero quería ser egoísta, no quería dárselos, porque solo habíamos tenido dos encuentros y me había mostrado que no era un buen hombre.
—¿Cómo sabes?—pregunté, temblando por la respuesta.
—Déjennos solos—pidió y lo observaron. Ni Finn ni su abogado parecieron sorprendidos y a fin de cuentas sabía que tal vez necesitábamos hablar a solas sin nadie presente que nos metiera presión para poder arreglar las cosas de buena manera.
Herkus me obligó a mirarlo y salí de la ensoñación en que estaba metida por estar mirando tan fijamente a quien no debía.
—Está bien, puedes salir—le aseguré y se notaba la duda en sus ojos. Sabía que Aaron no le gustaba, había apretado mi mano en cuanto lo vio y no quiso soltarla en ningún momento.
—Estaré afuera —dijo finalmente y cuando quiso besarme, no sé qué fue lo que me pasó cuando corrí la cara permitiendo que sus labios toquen mi mejilla y no mis labios. Repentinamente me había dado vergüenza que los demás presentes nos vieran besarnos y era extraño… porque a mí nada me daba vergüenza.
ESTÁS LEYENDO
Ni Que Fuera Por El Destino [#2]
Teen FictionLIBRO 2- Trilogía COMPLICACIONES Incertidumbre. Confusión. Decepción. Y cansancio. Todo ello ronda en el pecho de Aaron Larken. La vida los golpeó fuerte y ahora no les queda más que seguir como pueden. Aaron tuvo que remontar su vida con sus hijos...