—Ya la localizaron. La llevarán a la comisaría y luego la procesarán, ¿Quieren venir?—nos informa mi papá.
Al principio me negué, no quería volver a ver a ese ser despreciable, la quiero lejos de mi vida. Pero luego lo pensé mejor, necesito estar ahí cuando la encierren. Por todo lo que me jodió y por todo lo que ella debe pagar ahora por eso.
Aaron dijo que si de inmediato y yo más tarde. Le dieron el alta a Megan y volvimos a casa en su coche al día siguiente. Apenas abrimos la puerta sus hermanitos saltaron con globos y papelitos de bienvenida para Meg.
La bajé de mi cintura y se fue corriendo. Hanna y Tyler se habían quedado con ellos ese día.
—Me alegra que hayan vuelto— Hanna me abrazó. Ya no me odia tanto, y retractó sus palabras sobre lo que dijo de mí hace tiempo.
Mateo fue el primero en venir a buscarnos. Lo abracé y le agradecí a mi ex cuñada y a su novio por cuidarlos. Cuando se fueron me encargué de pasar tiempo con mis chicos, me contaron todo lo que hicieron estos días y nosotros a ellos. Megan les dijo todo lo que le pasó redactado a su manera y aunque poco entendían no preguntaron más.
Para el almuerzo pedimos comida, ya que Aaron no quería cocinar y yo tampoco. Me di un baño de casi una hora mientras todos dormían la siesta.
Bajé al comedor envuelta en una bata, hoy me quedaría con ellos todo el día y mañana lunes me iría temprano intercambiando con Aaron la hora del desayuno.
Una vez en la primera planta busqué a Aaron con la mirada. Se había quedado porque me dijo que tenía cosas que hacer en la casa. Supuse que era sobre sus pinturas y pasé por el pasillo hasta esa habitación.
La puerta estaba entreabierta, la empujé suavemente para no hacer ruido. No lo encontré como había creído que estaría: semidesnudo con pintura sobre el cuerpo musculoso, pintando -me-. Aparté la fantasía para verlo sentado en un banquillo, envolviendo un cuadro de un fénix con papel transparente. Él no suele hacer ese trabajo -sorpresa sorpresa-, tiene un empleado que se encarga de preparar todas sus obras para las exposiciones.
Se veía muy concentrado haciéndolo. No había pintado en el tiempo que estuvo aquí porque no traía ese uniforme. En cambio, vestía ropa cómoda, unos vaqueros y una camiseta blanca que yo sé que oculta cosas bonitas debajo.
—¿Tienes una exposición?— pregunté antes de que se diera cuenta que le estaba mirando la espalda hace unos cuantos minutos.
—La semana que viene— no se giró. Terminó de encintar el papel y ahí se quedó.
Me parecía raro que no hablara más. No es especialmente un charlatán como yo, pero está notablemente silencioso.
—Los niños están dormidos aún.
Pero ya sabía eso porque solo asintió. Tardó unos minutos en ponerse de pie y girarse. Se apoyó contra el mueble donde guarda sus utensilios.
—Llamó tu padre hace un rato. Avisó que mañana procesarán el caso de Freya.
—¿Lo adelantaste?
Me echó un vistazo y bajó la mirada a sus dedos que jugaban con uno de los pinceles que no había guardado. Esa fue respuesta suficiente.
—Será a las diez, así que no tendremos problemas con los chicos, estarán en la escuela. Y llevaré a los mellizos con Lucinda.
—Trabaja mañana.
—No irá a trabajar.
—¿Ahora decides quién va a trabajar y quién no?
—Si— ni siquiera dudó, pero no me molestaba, nadie mejor que cuide a mis bebés que Lucinda y más con todo lo que pasó—. ¿Te paso a buscar a las nueve y media o Herkus te llevará al juzgado en su coche?
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Ni Que Fuera Por El Destino [#2]
Teen FictionLIBRO 2- Trilogía COMPLICACIONES Incertidumbre. Confusión. Decepción. Y cansancio. Todo ello ronda en el pecho de Aaron Larken. La vida los golpeó fuerte y ahora no les queda más que seguir como pueden. Aaron tuvo que remontar su vida con sus hijos...