Capítulo 47: Culpable

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Dedicado a Valeria por quiere estudiar lo que me gusta. Gracias por leer ❤️

Es casi imposible escapar del pasado

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Es casi imposible escapar del pasado. De una manera u otra siempre vuelve a ti. Y es que ahí está el secreto, no puedes escapar, solo debes aceptarlo y seguir adelante teniendo presente el pasado.

Toda la vida había escapado. Había corrido y repudiado mi pasado en cada momento de mi vida, porque sabía que de manera directa o indirecta me había afectado en todas las decisiones que tomara. Mis miedos, mis traumas, mis alegrías y esperanzas.

Y ahora ese pasado me había alcanzado. De frente y sin aviso.

—¿Juniper?—oí el llamado de Aaron como una sinfonía lejana mientras observaba mi versión más vieja.

La mujer que me engendró y también me abandonó dio unos pasos para acercarse y yo unos atrás para seguir manteniéndola lejos.

—¿Qué…? ¿Por qué…?—no entendía, ¿Por qué ahora? ¿Por qué aquí?

—¿Cómo has estado, hija?—sonreía como si no fuera nada, como si no me hubiera dejado hace casi veinticinco años atrás y no me hubiera roto el corazón junto con el de mi papá. Como si nada pasara y todo pudiera resolverse con su regreso.

—¿Hija?— repitió Aaron.

—No te atrevas a llamarme así.

Desconcertada miró a Aaron y luego volvió a mí intentando acercarse otra vez. Mi ex esposo comenzaba a quedar delante de mí con todo lo que yo estaba retrocediendo.

—Vi una publicación en el periódico sobre ti y tu marido— señaló a Aaron contenta—. Supe que tuve nietos.

Eso fue la gota que derramó el vaso. ¿Cómo se atrevía a llamarlos así? Ellos no son y nunca serán sus parientes. Tienen a mi papá, a Jackson y a Lucinda, y si ellos quieren, también pueden aceptar en su vida a Clarisa. Pero esta mujer no es abuela de nadie. Me adelanté todo lo que me alejé y me planté enfrente decidida.

—No son tus nietos, no son nada tuyo. No quiero verte aquí, ni nunca. Desaparece de mi vida como lo has hecho antes y no vuelvas jamás— le di un empujón en el hombro para que retrocediera—. No te acerques a mi familia.

La mano de Aaron se cerró en mi brazo y me obligó a retroceder. Ella se vio sorprendida por mi reacción.

—Solo quiero verte y conocer a tus hijos.

—No vas a conocer a nadie— giré hacia Aaron, molesta. No podía creer lo que estaba viviendo, la mujer apareció de debajo de las piedras para una reconciliación, cuando jamás, en veinticinco años envió un solo mensaje para saber cómo estoy. Tuvo que mirar una revista para saber de mí, estoy segura que si no lo hubiera visto, ni siquiera se acordaría de mí. Me agarré de los brazos de mi ex esposo para no dejarme caer del dolor que comencé a sentir en la columna—. ¿Puedes sacarme de aquí?

Ni Que Fuera Por El Destino [#2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora