CAPÍTULO 31

123 6 2
                                    

CAPÍTULO 31

Justo como había dicho, Nicole se sintió mucho más entera una vez que estuvo en su departamento. Dejó su mochila en la entrada, se retiró sus zapatos, y se dejó caer de espaldas en uno de los sillones de la sala. Quitado ya de encima el miedo provocado por sus dos viajes sobre Lirio, comenzó a meditar más detenidamente en la noche que acababa de tener.

«Estuvo bien, ¿verdad?» se preguntó a sí misma, sintiéndose de hecho algo insegura al momento de hacerlo. Se había divertido mucho y disfrutado cada momento que pasó con Ruby. Incluso lo viajes en la motoneta, debía aceptar tenían su encanto.

Pero, ¿había sido lo mismo para ella? ¿Se había divertido igual? ¿Había disfrutado su compañía tanto como ella la suya? Ella no tenía tantos temas de conversación interesantes, ni era tan divertida o graciosa como ella, ni tan lista para comprender tan fácilmente los juegos de mesa o las cosas de computación. Una chica como ella de seguro podría agradarle y gustarle a quién fuera, ¿por qué se interesaría en alguien tan... común como Nicole Gireld?

«Mal momento para ahogarme en inseguridades» se reprendió a sí misma con amargura.

Se giró en sillón, recostándose sobre su costado y centrando su mirada en la pared lejana. Quizás, de nuevo, sólo estaba pensando demasiado las cosas. Quizás debía de dejar de verlo como una primera cita, y sólo como dos compañeras de trabajo que salieron a pasarla bien. En el mejor de los casos, podrían ambas volverse buenas amigas; eso no sería algo terrible en lo absoluto. Ella sabía bien que una amiga le vendría bien en esos momentos.

Sintió el teléfono en su bolsillo vibrar, seguido del distintivo sonido que indicaba la llegada de un mensaje.

«¡¿Ruby?!» pensó emocionada, y rápidamente se paró y forcejeó con el pequeño bolsillo de sus jeans ajustados para sacar su celular.

Una vez que lo tuvo en las manos, rápidamente desbloqueó la pantalla, abrió la aplicación de mensajes y contempló el último mensaje recibido. Al ver de quién era, una mezcla de emoción le recorrió el cuerpo.

No era de Ruby... sino de Giselle.

Nicole se sentó de nuevo en el sillón y abrió la conversación con su vecina. El último mensaje recibido de esa noche decía solamente:

Giselle: Aquí pensando en ti

—Sí, claro —masculló Nicole con amargura—. De seguro sólo porque no ha conseguido con quien...

Su pensamiento quedó a la mitad al ver que, justo después de su mensaje, ahora enviaba una fotografía. Ésta tardó un poco en cargarse, por lo que Nicole se quedó observando paciente la pequeña animación de carga sobre el rectángulo gris. ¿Qué le estaba mandando? ¿Una foto de su cuarto de hotel o de la vista de la ciudad? ¿Un meme quizás? No tuvo que esperar mucho para descubrirlo, pues tras unos cuantos segundo la foto se volvió totalmente visible en su pantalla.

—¡¿Eh?! —exclamó atónita, parándose del sillón de un salto al verla.

La imagen era una fotografía, una selfie de Giselle para ser exactos, tomada desde un ángulo elevado. La diseñadora sonreía con picaría a la cámara, pero lo que más llamaba su atención era su blusa... totalmente abierta y sin un sostén a la vista, por lo que dejaba totalmente a la vista, y en un increíble ángulo, sus pechos desnudos.

—¿Qué es esto...? —masculló Nicole, tragando saliva nerviosa. Por mero reflejo hizo aún más grande la fotografía para poder verla con mayor detenimiento. Una vez que su atención logró apartarse de la desnudez de la mujer, contempló un poco más su alrededor. Parecía estar sentada sobre la tapa cerrada de un inodoro, en un interior de un cubículo de paredes beige—. ¿Eso es un baño público?

La Chica del Otro BalcónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora