CAPÍTULO 33

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CAPÍTULO 33

El resto de la semana transcurrió para Nicole de manera tranquila y... no precisamente "normal", ya que su nueva "amistad" con Ruby hacía todo un poco diferente. O más bien, mucho mejor. Pasar tiempo con ella resultó ser justo lo que necesitaba para hacer mucha más llevadera su jornada laboral. Ya no le importaban los mandados que le pedían, los cafés que tenía que comprar, las notas que debía transcribir o las horas extra sin paga que le tocaban hacer. Ruby hacía que todo eso se volviera mucho más llevadero.

Y, lo más importante, era que no había pensado (casi) nada en Giselle esos días. Aunque claro, no tener su teléfono también le resultó de ayuda para eso.

Ambas almorzaron juntas cada día, y Ruby incluso la esperó cada vez a que terminara su trabajo y así llevarla a su casa, aunque Nicole le insistiera que no era necesario. Pero ella se mantenía firme en ello; así era Ruby Cox. Y a pesar de su renuencia inicial hacia Lirio, Nicole en verdad le había tomado gusto. No era un automóvil como el de Jaime, pero... podría parecerle incluso un poco mejor. Al menos podía estar bastante cerca de Ruby durante todo el camino.

Nicole intentó aprovechar cada minuto que pasaron juntos esos días para conocerse un poco mejor. Aún no entraban a los terrenos peligrosos y profundos, pero Nicole ya sabía cosas importantes de Ruby, como su sabor, color, película, canción, videojuego y cómic favorito; de esas últimas cuatro cosas Nicole no las reconoció de nombre, pero ya se tomaría su tiempo para leer al respecto. Sabía también que ella era de ahí, de Nueva Scintia, que había vivido ahí toda su vida, tenía dos hermanos menores, y vivía por su cuenta desde hacía tres años y medio. Le había dicho también que lo suyo era más la programación y que hacía trabajos de freelancer sobre eso en las noches, y que aunque de momento no buscaba salir de Wexine, sí aspiraba a futuro encontrar un trabajo más enfocado en eso.

Todo eso y un poco más. Y aunque nada de lo que le decía era particularmente extraordinario, a Nicole todo le resultaba fascinante a su modo. Ruby en general le resultaba fascinante. Le gustaría poder corresponderle y contarle cosas igual de fascinantes sobre ella, pero lo más interesante que había ocurrido en su vida era lo suyo con Jaime y Giselle, y era parte de las cosas que prefería no tocar de momento.

El fin de semana, Ruby se encargó de organizar una salida al Game Bar con sus amigos, con el fin exclusivo de presentárselos. Nicole cuestionó si acaso no era demasiado pronto, a lo que Ruby sólo rio y respondió:

—No les voy a decir que me voy a casar ni nada. Sólo les presentaré a una... buena amiga.

—Sí, claro —murmuró Nicole, insegura.

—Además, mi amigo que te dije que podía reparar tu teléfono irá. Será una buena oportunidad para que le eche un ojo.

Aquello resultó ser suficiente para convencerla. Nicole en verdad necesitaba recuperar su teléfono.

Los amigos de Ruby resultaron ser incluso más agradables de lo que Nicole se había imaginado. Ese sábado conoció a Luisa y Mónica, una pareja de dos chicas que habían estudiado con Ruby en la preparatoria; una de ellas era maestra de clases en línea y la otra trabajaba como enfermera.

También conoció a Carolina, una simpática chica transgénero, lo que resultó un tanto sorprendente para Nicole al principio pues nunca había conocido a una persona transgénero antes, pero intentó enormemente no resultar demasiado obvia en su asombro, ni tampoco hacer o decir algo que pudiera ser ofensivo. Sin embargo, su exceso de esfuerzo no pasó desapercibido, y el grupo no tardó en hacer un par de bromas al respecto; incluso la propia Carolina se lo tomó todo mucho más relajada de lo que Nicole se esperaba.

La Chica del Otro BalcónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora