CAPÍTULO 29

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CAPÍTULO 29

Ni en todos los años de relación que tuvo a lado de Derek, Nicole recordaba haber pasado por la montaña rusa de emociones que había sido cruzar su camino con el de Giselle Leblanch. Los primeros días tras conocerla, le rehuía temerosa tras haberla visto en su balcón con aquella primera chica. Luego, había desarrollado casi de inmediato una fascinación por ella tras verla esa segunda vez, y que no hizo más que incrementar exponencialmente tras haber estado juntas esa primera vez en su departamento.

Luego de eso todo había ido bien, hasta que tuvo un duro bajón tras esa discusión que habían tenido sobre Jessica, en donde Nicole terminó dolida, y sobre todo molesta. Y claro, Giselle por algún motivo dedujo que tener un trío con ella y Jaime lo solucionaría... y extrañamente había acertado.

Y justo cuando parecía que todo estaba bien y volvía a sentir esa misma fascinación por su vecina (o incluso algo más que eso), todo volvía a desplomarse con tan sólo unas cuentas palabras. Y al menos la vez anterior lo que sentía era enojo; podía lidiar con el enojo. Pero lo que sentía en esos momentos... ni siquiera sabía qué palabras usar para describirlo.

Ese lunes, Giselle salió temprano de viaje como había dicho. Antes de irse, sin embargo, al parecer se tomó un momento para dejarle a Nicole otra nota bajo su puerta para que la encontrara al despertarse. Nicole la encontró en el suelo justo cuando ya iba de salida para el trabajo. Ésta decía, como siempre en la hermosa y delicada caligrafía de su vecina:

Espero pases una agradable semana sin mí. No tengo aún claro mi día de regreso. Si todo sale bien, quizás me tenga que quedar hasta el martes de la siguiente semana. Te aviso cualquier cambio.

Besos

G.

Una parte de Nicole quería emocionarse por ese pequeño detalle, y sentir las mismas mariposas que había percibido al leer la otra nota que había dejado en su buró al despertar el otro día. Quería leer cada palabra una y otra vez con la sonrisa embobada de una chica enamorada, imaginando la voz de la persona que las había escrito pronunciándolas. Quería contar los días en su calendario para que esa persona volviera, emocionándose cada vez porque su rencuentro estuviera más cerca. Quería suspirar y mirar a la nada, mientras pronunciaba su nombre con anhelo...

Quería sentir todas esas cosas cursis que incluso en alguna ocasión Derek le había hecho sentir, aunque quizás habían sido más por su inexperta inocencia que por él.

Pero esa mañana, al leer esa nota, y cada vez que el nombre o el rostro de su autora venían a su mente, inevitablemente terminaba recordando su última conversación, y como le había sugerido de esa forma tan poco sutil que debía buscarse otra chica que no fuera ella para acostarse y así "probar".

Nicole había incluso querido convencerse a sí misma de que no era para tanto, o de que incluso era una propuesta para bien. Que quizás Giselle sólo quería convencerse de que a ella en verdad le gustaban las mujeres antes de que intentaran algo serio.

«Es una duda válida, ¿no?» Se dijo a sí misma. «Ni yo misma estoy aún segura de qué es lo que siento. Giselle sabe más de estas cosas que yo. Quizás deba sólo hacer lo que propone»

Pero por más que intentara encontrarle el sentido a ese razonamiento, había una parte consciente y clara en ella que sabía muy bien la verdad. Giselle se lo había prácticamente dicho desde el mero inicio: ellas dos sólo se estaban divirtiendo. No eran novias, no eran amantes, sólo eran... amigas con derecho, si acaso. Sin compromiso y obligaciones. Quien había actuado mal haciéndose ideas de lo que podrían ser sin ninguna base, había sido justo ella. Así que no tenía nada que recriminarle...

La Chica del Otro BalcónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora