CAPÍTULO 14

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CAPÍTULO 14

El resto de la semana se pasó increíblemente lenta para Nicole, mientras esperaba ansiosa la llegada del viernes. Ese día recibiría al fin su primer pago; y, claro, tendría también su "cita" con Giselle; no se atrevía a cuestionarse cuál de las dos cosas le emocionaba más en realidad.

El martes, miércoles y jueves fueron básicamente consumidos por el trabajo y las constantes tareas irrelevantes que le iban pidiendo. Sin embargo, dado el panorama, ya no le molestaban tanto en realidad. Incluso sentía que ya le estaba tomando el ritmo.

Tal y como habían prometido, Nicole y Jaime se esforzaron para que su relación de trabajo no se entorpeciera luego de lo que había ocurrido en el departamento de él. No era como tal que fingieran que nada hubiera ocurrido, pues era notorio en sus tonos y trato más amigable que algo había cambiado. Lo que sí es que procuraban que ese "trato más amigable" no se excediera de lo esperado, aunque una mirada o risilla discreta de parte alguno de los dos dejaba quizás demasiado en evidencia que ambos tenían un secreto. En ese sentido, Nicole temía comportarse como una adolescente, en lugar de como una mujer adulta que había tomado una decisión adulta.

Durante esos días, Nicole no se dio el tiempo de cuestionarse mucho qué era lo que quería que ocurriera entre James y ella de ahí en adelante. Hasta el instante antes de que se estacionaran frente a su edificio aquella noche, su actitud iba un poco encaminada a no forzar las cosas y ver cómo fluían con el tiempo. Pero la aparición repentina de Giselle, y en especial su sorpresiva invitación para el viernes, la obligaban a tomarse a pausa y replantearse ese plan. Aguardaría quizás a ver qué ocurría el viernes, ya así decidir su siguiente paso al respecto.

Eso era con respecto a Jaime. Y, por el otro lado, ¿qué esperaba con exactitud que pasara con Giselle? Nicole prefería no preguntárselo mucho, pues cada vez que lo hacía a su mente venían las imágenes de su vecina con aquellas dos chicas, y sentía que su rostro se calentaba con el puro recuerdo.

¿En verdad quería... hacer algo como eso con una mujer? ¿Y además una con la que apenas y había hablado un par de veces? ¿De dónde había surgido ese deseo repentino? Al parecer la vida en la ciudad la estaba cambiando un poco; la Nicole de hace tiempo nunca hubiera considerado tal escenario, aunque tampoco hubiera tenido relaciones con un compañero de trabajo que acababa de conocer.

«La Nicole de hace tiempo era la aburrida novia del aburrido de Derek Perkins» se dijo a sí misma con recriminación. «No tienes nada que envidiarle a esa chica, sino todo lo contrario»

Quizás al igual que con Jaime, lo mejor sería no forzar nada con Giselle, y ver cómo fluían las cosas durante la velada. Después de todo, quizás la intención de la invitación era solamente la que había dicho: conocerse mejor, sin ningún propósito oculto debajo de esas palabras. Aunque le era un poco difícil creérselo en serio, teniendo ese pequeño par de precedentes...

Llegado el viernes, el gran día, tuvo la hermosa fortuna de que el depósito de su pago cayera a su cuenta antes del mediodía; eso era un gran inicio. Luego de apartar lo de la renta, decidió aprovechar y tomarse su hora de la comida para ir a la plaza que se encontraba frente a la oficina, y recorrer algunas de las boutiques para comprarse un nuevo atuendo para su... cita. Después de todo, las veces que la había visto Giselle siempre vestía espectacular; muy elegante y sofisticada como si fuera camino a un cóctel, una fiesta de jardín o algo similar. Quizás Nicole no pudiera costearse sus mismos outfits (y de seguro en su cuerpo un tanto más flacucho no lucirían igual de bien), pero esperaba encontrar algo que al menos pudiera transmitir que era una mujer adulta, trabajadora, y que merecía que la tratara como tal; igual que a aquellas otras chicas...

La Chica del Otro BalcónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora