CAPÍTULO 44

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CAPÍTULO 44

Una hora después, y justo como habían acordado, Nicole y Ruby se reunieron con Giselle y Jessica para ponerse en camino al restaurante Arigatou. Acomodarse en el vehículo resultó un poco más complicado que la noche en que fueron al Spiretto, pues ahora eran cuatro... y por el hecho de que Ruby y Giselle no parecían del todo dispuestas a sentarse juntas. Jessica, totalmente ajena a dicha situación, sugirió sagazmente que ella iría al frente y las tres podían sentarse juntas en la parte trasera. Y como no podía ser de otra manera, de nuevo Nicole terminó sentada entre Ruby y Giselle... lo cual resultó bastante más incómodo que la vez anterior.

Las cosas se calmaron mucho más al llegar al restaurante en cuestión. La fachada le pareció a Nicole particularmente exótica, semejando de cierta forma ser una pequeña choza de madera estilo oriental, con un par de árboles en la entrada adornados además con algunos farolillos de papel de diferentes colores. Al avanzar por el camino de cemento que llevaba a la entrada principal, Nicole notó además una pequeña fuente en cuyas aguas distinguió como se movían algunas carpas anaranjadas.

Todo era bastante bonito, y ni siquiera había entrada todavía al local.

Había unas cuantas mesas en la parte de afuera, cerca de la fuente, pero Jessica, que eran quien prácticamente guiaba esa comitiva, pareció preferir buscar alguna adentro. El lugar no era muy grande (quizás incluso menos de la mitad que el Spiretto), pero el decorado ciertamente era tan detallado y luminoso como en el exterior. Las paredes y techos de madera parecían seguir queriendo simular la arquitectura oriental. Había en las paredes algunas imágenes en tinta que mostraban dragones, samuráis, mujeres en coloridos kimonos y escenarios con frondosos árboles florales. Incluso en las tres pantallas que había en las paredes pasaban lo que a Nicole le pareció era una vieja película de samuráis; sin sonido, aunque sí con subtítulos. La iluminación se componía en su mayoría por más farolillos de colores que colgaban del techo, que hacían que todo el interior estuviera a media luz, creando un ambiente mucho más íntimo o, en otras circunstancias, romántico.

—Cielos —fue lo único que Nicole pudo pronunciar, mientras sus ojos pelones recorrían todo aquel espacio—. ¿En verdad es un restaurante de Sushi?

—No uno al que vengas más de una vez al mes si quieres hacer rendir tu dinero —le respondió Ruby, no tan impresionada como ella, pero casi—. Si quieres probar buen sushi, y barato, te llevaré en otra ocasión al puesto de Yoshi; el que atiende no se llama así, pero todos le dicen igual de esa forma. Hace que se sienta más auténtico.

Un mesero de pulcro traje blanco y delantal rojo las escoltó a una mesa cuadrada con cuatro sillas ubicada casi en el centro del local. El lugar no se encontraba muy concurrido, quizás por ser día de semana. Además de ella, parecía haber sólo otras tres mesas ocupadas, además de dos personas sentadas en la barra donde al parecer podían ver directamente a los cocineros preparar los platillos.

Una vez que las cuatro estuvieron sentadas, Jessica y Giselle de un lado de la mesa y Nicole y Ruby del otro, el mesero le entregó a cada una un menú.

—Muchas gracias —pronunció Jessica con una amplia sonrisa al mesero, y éste le respondió con un ligero ademán de su cabeza y se retiró para dejarlas revisar el menú a solas—. Me gusta mucho este lugar —añadió a continuación, girándose hacia sus dos invitadas—. Siempre que visito Nueva Scintia vengo al menos una vez.

—Y extrañamente cada vez que vienes siempre pides el pollo frito marinado, y no el sushi —indicó Giselle con voz risueña

—¿Hay pollo frito? —exclamó Nicole, sorprendida con aquella revelación.

Giselle asintió.

—Estilo oriental.

Jessica rio, sintiéndose quizás un poco apenada por ser expuesta de esa forma.

La Chica del Otro BalcónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora