CAPÍTULO 15

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CAPÍTULO 15

Guardó rápidamente todas sus cosas en la mochila, y se dirigió con paso rápido hacia el elevador. En su cabeza hacia cálculos de cuánto tiempo tendría para tomar el autobús, llegar a casa, darse un baño y arreglarse; eso sin contar cuanto tardaría el autobús en pasar a esa hora... Una vez que estuvo dentro del ascensor, seguía pensando en ello hasta que algo la distrajo.

—¡Detengan el ascensor por favor! —gritó una voz con fuerza, sacudiéndola un poco. Nicole se abalanzó hacia el tablero, presionando el botón que mantenía las puertas abiertas. Unos segundos después, la figura presurosa de Ruby ingresó casi de un salto—. Muchas gracias —murmuró la mujer de cabellos rosados, con su espalda apoyada contra la pared mientras recuperaba el aliento.

—No hay de qué —le respondió Nicole, retirando su mano del botón. Las puertas se cerraron automáticamente unos instantes después.

Nicole no pudo evitar husmear un poco en el atuendo de Ruby, pues era un poco diferente a los que le había visto usar en esas dos semanas. Usaba unos pantalones negros de mezclilla un poco rasgados en el área de las rodillas y los muslos, y unas botas medianas de tacón. En la parte superior traía una camiseta holgada color blanco, y encima una chaqueta de cuero color rosa palo. Del lado izquierdo de su pecho, sujetos a la chaqueta, portaba tres pines: uno con el dibujo del mouse de una computadora con un fondo de 0's y 1's; otro con el escudo o logo de un súper héroe de cómic que Nicole creía reconocer; y por último uno que se componía de varias franjas horizontales de colores que asemejaban en conjunto un arcoíris.

Adicional a su atuendo, se había maquillado además ligeramente el rostro, sobresaliendo sobre todo su labial rosado y una sombra de tono similar en los ojos. Todo ello distaba un poco de la apariencia más relajada y casual que solía tener.

—¿Te cambiaste? —preguntó Nicole con curiosidad.

—No, así vine desde la mañana; ¿no lo notaste? —respondió Ruby con ironía, aunque el rostro de tenue preocupación de Nicole dejaba en evidencia que ella no lo había captado de esa forma—. Estoy jugando, tranquila —se apresuró a aclarar—. Sí, me cambié y me arreglé en el baño. Voy a verme en un rato más con unos amigos en el Game Bar, así que me traje un cambio. ¿Cómo luzco?

—Te ves muy bien —asintió Nicole con efusividad—. ¿Ese Game Bar es un bar deportivo o algo así?

—Oh, no —replicó Ruby, soltando una risita—. Bueno, no en el sentido convencional. Es un bar de juegos de mesa.

—¿Un bar de... juegos de mesa? —masculló Nicole dubitativa, cuestionándose si incluso había escuchado bien.

—¿Nunca has ido a uno? Es muy divertido. Es como cualquier restaurante bar normal, donde te sirven snacks y, por supuesto, buena cerveza. Pero el giro es que tienen un montón de juegos de mesa que puedes rentar y jugar con tus amigos durante toda la noche. Desde los más comunes que todo el mundo conoce, hasta los más raros y extravagantes... —hizo de pronto una pequeña pausa, repasando en su cabeza su última afirmación—. Bueno, no los más raros y extravagantes; todo dentro del terreno de lo familiar, claro. Pero hay algunos bastante originales.

—Vaya... —exclamó Nicole con moderado entusiasmo—. Creo que no me lo imagino del todo, pero suena interesante.

—Lo es. El novio de un amigo fue quien nos llevó la primera vez. Es un experto en esto de los juegos de mesa; se los sabe todos, y sabe explicar muy bien cómo jugarlos. De hecho, ¿por qué no vienes conmigo como mi invitada?

—¿Ahora mismo? —soltó Nicole, asombrada—. Ay, no... No conozco a tus amigos, y no quiero incomodar. Además, tengo planes. Voy a... —vaciló unos momentos, buscando la manera correcta de describir lo que tenía pensado para esa noche—. A... reunirme con una amiga.

La Chica del Otro BalcónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora