CAPÍTULO 09

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CAPÍTULO 09

«¿Y si me gustan las mujeres?» fue la pregunta que rondó la mente de Nicole los días posteriores a aquella segunda, y aún más extraña, noche. Le resultaba un poco raro el tener que preguntarse algo como eso, pues nunca había estado en la situación de tener que pensar siquiera en la posibilidad.

Por un lado, no había sentido antes un interés fuera de lo normal por otra chica. Por supuesto, había tenido algunas amigas y conocidas, aunque ninguna demasiado cercana a ser una "mejor amiga" ahora que lo pensaba.

Y le gustaban los chicos; eso lo tenía claro. Incluso a pesar de cómo terminaron las cosas con Derek, nunca le dejó de parecer un chico atractivo. Y las veces que tuvieron relaciones, hubo varias que resultaron algo desastrosas, y otras que la dejaron un poco indiferentes. Pero también hubo algunas muy, muy agradables que aún al recordarlas le causaban un cosquilleo en el estómago.

Y claro, estaba Jaime.

¿Qué pasaba con Jaime exactamente? Bien, ella aún no lo tenía claro, pero supo desde la primera vez que lo vio que le había movido algo dentro difícil de ignorar. ¿Y cómo no lo haría?, si era alto, fuerte, listo, educado, y en especial mucho más maduro y sensato que Derek. En más de una ocasión se había sorprendido a sí misma mirándolo más de la cuenta. Y aunque era de momento más que nada un pequeño crush del que no esperaba nada más de lo que ya existía, era lo suficientemente significante como para que Nicole supiera bien hacia dónde apuntaban sus intereses.

Pero entonces, del otro lado, estaba Giselle...

Para ese punto se había vuelto consciente de que ese pequeño enojo, resentimiento o lo que fuera que creía sentir tras la primera noche, era en realidad algo diferente. No sabía qué exactamente, pero de momento asemejaba demasiado a una profunda obsesión.

Todo el día se la pasaba pensando en ella, recordando paso a paso de lo que había sido testigo (una vez por accidente, otra bastante apropósito), e intentando deducir por qué esa hermosa mujer se había exhibido tan deliberadamente, en especial hacia alguien como ella a quién ni siquiera conocía. ¿Trataba de transmitirle algún tipo de mensaje? ¿Le estaba insinuando algo? ¿O sólo estaba jugando con ella en un malvado intento de volverla loca?

Todo aquello la enojaba, claro. Pero era mucho más su interés...

Ya ni siquiera se siguió preocupando por cruzarse con Giselle por accidente. De hecho, durante el fin de semana que no tuvo trabajo, una parte considerable del día se la pasó en la terraza, leyendo, comiendo, estando en su computadora, o solamente perdiendo el tiempo. Aunque no lo admitiera, sabía que estaba esperando verla salir al otro balcón, que se encontraran, y entablaran conversación; cualquier tipo de conversación. Pero en todo el sábado y domingo, no la vio salir ni una sola vez. Y eso, por extraño que pareciera, sólo la hizo pensar aún más en ella.

¿Por qué no salía? ¿Acaso lo hacía intencionalmente? ¿Sabía que ella estaba ahí y la estaba evitando? Y si era eso, ¿por qué?

¿Se sentiría acaso avergonzada por lo que hizo?; no, en definitiva no parecía ser alguien que pudiera sentir vergüenza tan fácil.

¿Estaba acaso molesta con ella? ¿Por qué lo estaría?, si ella no hizo nada... ¿O era precisamente eso? ¿Debería haber hecho algo y no lo hizo? ¿Esperaba que fuera y llamara a su puerta? ¡¿Qué demonios quería en realidad?!

Quizás lo único que deseaba era tenerla ahí sentada preguntándose en dónde estaba, y anhelando al menos ver su silueta a través de las cortinas.

Sí, definitivamente estaba obsesionada. Ni siquiera en su momento de mayor enamoramiento por Derek se había sentido así, y en definitiva tampoco era el mismo caso con Jaime. Y ni siquiera podía identificar si ese interés repentino en su vecina era similar a lo que podría haber sentido por alguno de ellos dos.

La Chica del Otro BalcónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora