CAPÍTULO 25

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CAPÍTULO 25

Nicole quedó mucho más alterada de lo que le gustaría admitir tras la rápida visita de Giselle a su puerta. Una vez que se fue, estuvo caminando de un lado a otro por el departamento, respirando lentamente, y cuestionándose por lo bajo si acaso había exagerado un poco en su reacción. Después de todo, Giselle tenía motivo para estar molesta. Ella en efecto había esculcado sus cajones sin su permiso, y sacado a la luz ese tema que evidentemente le afectaba tanto. Pero... eso no le daba derecho a decirle las cosas que le dijo.

Sin embargo, en el fondo ese no era el verdadero problema, y ella lo sabía. Bien podría haber aceptado sus chocolates de disculpa y dejar todo eso pasar. Después de todo, aquel conflicto no era ni de cerca tan grave como los que había llegado a tener con Derek, y siempre se habían perdonado con menos que unos chocolates caros (excepto por esa última discusión que terminó por separarlos, literal y figurativa). Sin embargo, las palabras de Giselle, además de molestarle, le hicieron ver, de una forma un tanto dolorosa, la relación que tenían desde otra perspectiva.

¿Podía siquiera llamar a eso una "relación"? Así era como Giselle incluso lo había llamado hace un momento: "este tipo de relación". Si bien no era algo exclusivo y formal, y mucho menos con planes a casarse a futuro como lo fue con Derek, lo cierto es que sí existía un tipo confianza y respeto, y una sensación de seguridad incluso mayor que la que solía tener cuando estaba con Derek. Y más importante aún, la certeza de que, a pesar de todo, la una era importante para otra.

O al menos eso había creído.

No sabía qué tanto de lo que Giselle había dicho esa noche era sólo por enojo, y qué tanto era de hecho real. Había estado pensando repetidas veces en eso durante esos días, sin llegar a una conclusión. Y quizás, en parte, no quería saber la respuesta. Tal vez por eso le había cerrado a Giselle la puerta en su cara; no quería darse cuenta sin lugar a duda de que en realidad todo eso había sido para ella una diversión, y que ella sólo un substituto de la tal Jessica.

Y si esos eran términos de esa "relación"... no estaba segura de si era lo que quería. Pero si no era eso, ¿entonces qué era lo que quería?

«Esa es siempre la GRAN pregunta, ¿cierto? ¿Qué demonios es lo que quiero? Ojala lo supiera»

Escuchó el timbre del intercomunicador sonar en ese momento, haciéndola sobresaltarse nerviosa como si le hubieran picado las costillas. Se apresuró rápido al vestíbulo en donde se encontraba el comunicador empotrado a la pared, y presionó el botón para abrir la comunicación con el panel en la primera plana.

—¿Sí?

—Hey, Nicole —se escuchó la voz de Jaime surgiendo de la bocina—. Ya estoy aquí.

—¡Hola! —exclamó con fuerza; quizás con demasiada—. Enseguida te abro la puerta, empújala en cuanto oigas el pitido. Recuerda, es el piso 10, departamento 80.

—Lo tengo.

Nicole cortó la comunicación, y en su lugar presionó el botón electrónico que se encargaba de abrir la puerta a los visitantes.

Se tomó entonces un segundo para respirar hondo y darse unas cuenta palmadas en las mejillas con ambas manos. Tenía que despejar su mente de todo ese asunto con Giselle, y concentrarse en su velada con Jaime. Quizás lo de ellos tampoco era algo exclusivo ni formal, pero al menos sabía que Jaime sí la apreciaba y respetaba... o al menos eso sentía.

Como fuera, una noche tranquila era lo que necesitaba para dejar ese asunto atrás.

Aguardó paciente hasta que su invitado llegara. Cuando escuchó sus nudillos tocar contra su puerta, unos pocos nervios se agruparon en su estómago, pero no dejó que la inmovilizaran. Se aproximó con paso apresurado hacia la puerta, abriéndola rápidamente. Ahora sí, del otro lado se encontraba la persona que esperaba, con su cabello rubio un tanto desalineado pero con el que aun así se veía bien, sus anteojos redondos de armazón delgado, una camisa rosa salmón y unos pantalones oscuros que le ajustaban lo ideal. Y adicional a ello, sujetaba en sus manos una botella grande de vidrio claro que Nicole no esperaba.

La Chica del Otro BalcónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora