"Cuando la noche se torne carmesí, la unión del líquido vital del poseedor de la técnica maldita perfecta del clan Kamo con el del heredero de los Seis Ojos del clan Gojo, traerá consigo al ser más poderoso jamás visto en el mundo, ningún hechicero...
"¿Recuerdas cuando nos enamoramos? ¿Recuerdas cuando nos conocimos? Esos dulces recuerdos siempre serán queridos para mi"
—Michael Jackson
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Tsuki —
—Okey, definitivamente después de esto necesito dormir unas diez horas — admití al apreciar lo que teníamos en frente
—Podemos ir por un helado después, si quieres — siguió Satoru con pose despreocupada y yo sonreí ante aquello, claro que me gustaría
—Cuenta con ello— mi celular comenzó a sonar en ese preciso instante, al ver de quien se trataba respondí con mucha cautela y sin quitar la vista de los enemigos —Es Sug— le dije a Toru
—¿Qué es lo que dice? ¿Va a admitir que soy el mejor? Porque no me molestaría demostrarlo— rodé los ojos por sus palabras
—Shh calla un momento, tonto— pedí cuando me llevé el teléfono a la oreja— ¿qué sucede Sug?
—Luna ¿Están bien? ¿Tienen a la chica?
—Si Sug, estamos bien y ella está con nosotros, nos acabamos de topar con un montón de tipos iguales ¿Tienes idea de qué se trata?
—Uno con una bolsa en la cabeza acaba de derretirse frente mío
—¿Es un shikigami?— cuestioné afilando mi mirada y escrutando al tipo que nos acechaba
—No es un Shikigami, es algo más, escucha, parece ser que Amanai tiene una recompensa de Treinta millones por su cabeza — Me tensé al escuchar aquello, la pobre chica iba a ser perseguida por muchos asesinos dada la cantidad de dinero que ofrecían por su muerte
—¿Treinta millones?— cuestioné sorprendida
—Si, los ofrecieron en una web de expertos en maldiciones, tenemos hasta pasado mañana a las 11 a.m, así que déjenme hacer mi trabajo niños y prometo que no van a llorar mucho cuando se mueran— habló el tipo clonado frente nuestro, fruncí los labios al escuchar eso y Satoru dio una risa fingiendo diversión por lo dicho
—Gracias por la información Sug, tengo que colgar — cerré el teléfono antes de que mi amigo pudiese decir algo, permitiéndome así escuchar lo que Satoru decía
—Ya veo…— se mofó el albino mientras la chica se aferraba fuertemente a su antebrazo — Agh, ya estoy pensando en convertirme en un hechicero completamente ¿Qué opinas Tsu?— me preguntó sin un deje de preocupación
—Creo que es genial — admití cruzándome de brazos, al mismo tiempo que discretamente rasgaba mis palmas con mis uñas para hacer un arma rápida en caso de necesitarla
