"Cuando la noche se torne carmesí, la unión del líquido vital del poseedor de la técnica maldita perfecta del clan Kamo con el del heredero de los Seis Ojos del clan Gojo, traerá consigo al ser más poderoso jamás visto en el mundo, ningún hechicero...
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Omnisciente —
* En el interior de la estación de trenes de Shibuya *
El hechicero más fuerte miraba aburrido a las maldiciones que pretendían luchar con él, todos los civiles a su alrededor ahora estaban en un letargo que los había dejado petrificados mirando a la nada porque los sumió en un estado de coma al meterlos a su extensión de dominio, eso sin duda alguna sorprendió a los malditos que creían que el peliblanco no se atrevería a hacer algo de tal magnitud.
La maldición de fuego, Jougo corría aterrado por su vida arrastrando a Mahito con él, mientras el hechicero desechaba las cabezas de los humanos modificados por el de la cara de retazo. Satoru Gojo se había desecho de Hanami como si no significara nada a penas tocándola un poco, si alcanzaba a llegar hasta donde estaban ellos las cosas se iban a poner muy mal. Fue cuando un extraño cubo cayó justo a los pies del más alto, dejándole una mueca interrogante
—Ábrete, puerta de prisión confinadora…— el extraño ser se posó frente al peliblanco que alzó una ceja incrédulo y dispuesto a esquivar aquella artimaña planeada por sus enemigos, sin embargo, no contaba con que escucharía una voz sumamente familiar a sus espaldas— ¡Yoh! ¡Satoru!— el nombrado se quedó pasmado ante aquella voz y permaneció sin poder moverse ni un centímetro, con lentitud volteó su cabeza hacia el sitio de donde provenía aquel sonido, confirmando cruelmente sus sospechas — Cuanto tiempo…— quién estaba ahí era aquella persona de la cual había presenciado su ejecución a manos de su propia esposa el año pasado, su mejor amigo
—¿Es un impostor? ¿Está usando un hechizo de transformación?— se preguntaba sin obtener ninguna respuesta clara. Las imágenes de la muerte de Geto transcurrían por su cabeza sin cesar, sabía que no había imaginado nada de eso pues su propia esposa le había apoyado después de aquello… ella misma acabó destrozada por esa misma razón — Todas las posibilidades son rechazadas por los seis ojos… él es real— el cerebro del más fuerte estaba a punto de sufrir un colapso, reflejando todas las imágenes de los tiempos dorados vividos en su adolescencia en compañía de aquel sujeto que le miraba sonriente. Fue solo un instante el que transcurrió, suficiente para que aquel artilugio hiciera hiciera trabajo y apresara entre sus ventosas el cuerpo del de ojos azules — ¡Maldición! Me atraparon— dijo y pensó simultáneamente, observando su cuerpo ser apresado por aquella cosa extraña
—Muy mal Satoru, nunca debes pararte a pensar en una batalla…— los dientes del mencionado chirriaron por lo dicho. Su poder y fuerza habían sido anulados en ese preciso instante, literalmente consiguieron doblegarle en segundos con una cosa tan simple… lo colocaron en un jaque mate absoluto
