"Cuando la noche se torne carmesí, la unión del líquido vital del poseedor de la técnica maldita perfecta del clan Kamo con el del heredero de los Seis Ojos del clan Gojo, traerá consigo al ser más poderoso jamás visto en el mundo, ningún hechicero...
"Yo recuerdo cuando te tenía, me pediste con ojos llorosos que me quedara. Y me arrepiento de no habertedicho..."
—The Weeknd
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Tsuki—
Habían pasado varios días desde que Yuuta y Toge fueron sido atacados por una maldición de grado mayor en aquella misión que parecía ser bastante sencilla en un inicio. A la fecha se seguía haciendo una ardua investigación acerca de lo ocurrido, aunque Satoru le confió un secreto al director, a Shoko y a mi respecto a lo que él sabía que ocurrió. Era consciente de que Toru siempre tenía idea de dónde se encontraba Suguru, pero sin duda fue extraño que Geto se apareciera por aquí de la nada.
El tradicional evento de intercambio también ya se había llevado a cabo, dejando a Yuuta como el orgulloso ganador junto con los compañeros representantes de Tokio, lo que sin duda me hizo sentir muy feliz… Hakari se había mostrado realmente impactado por la habilidad que demostraba Okkotsu y ni hablar de Hoshi quien reconoció su valía agadeciendole su gran desempeño, aunque Yuuta afirmaba que él no se consideraba un digno rival para Hakari luego de verlo en acción.
Pero a pesar de los recientes éxitos y evoluciones en el ámbito hechicero de los cuatro chicos de primero, las cosas estaban yendo muy mal con respecto a lo que Satoru había descubierto al revisar la escena del caso.
—No hemos recibido ninguna otra señal de Geto— dijo Yaga mientras Satoru tomaba mi mano con suavidad, Toru suspiró—¿Seguro que no te preocupas en vano?
—¿Si fue Suguru quien estuvo ahí?— pregunté a mi esposo mientras me sentaba en el marco de la ventana observando a los chicos de primero partir hacia sus dormitorios después de un largo día de entrenamiento. Ninguno de los dos hizo amago de soltarse, con el profe Yaga aquí no había ningún problema, ese hombre básicamente era el responsable de nuestra unión matrimonial y no tenía sentido andar ocultándose de él
—Lo fue, podría distinguir su rastro de energía maldita casi tan bien como distingo el tuyo— respondió, sabía que estaba preocupado, no podía ver sus ojos pero lo conocía tanto que podía percibir ese leve temblor en sus manos de cuando se encontraba tan nervioso que ocultarlo le era casi imposible, por lo menos ante mis ojos.
—Entonces debemos estar alerta — siguió Yaga sacudiendo sus piernas tratando de mantenerse sereno ante las sospechas— si se le ha ocurrido aparecerse después de tanto puede que esté tramando algo — me quedé en silencio bajando la mirada, hacía ya 10 años desde que no lo veía. Mis labios se formaron en una fina línea tan solo de recordarle, Suguru fue más que un amigo para ambos, fue un hermano… un alma gemela; desde la última vez que charlé con él me quedé pensando qué hubiera pasado si le respondía algo distinto a lo que le dije, tal vez nada de toda esa tragedia hubiera pasado.
