"Cuando la noche se torne carmesí, la unión del líquido vital del poseedor de la técnica maldita perfecta del clan Kamo con el del heredero de los Seis Ojos del clan Gojo, traerá consigo al ser más poderoso jamás visto en el mundo, ningún hechicero...
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Satoru se vio a si mismo apareciendo frente a un edificio en medio de un lugar lleno de escombros, el polvo aún flotaba en el aire y todo el sitio tenía un aura deprimente que le hizo estremecerse.
El mismo se podía apreciar caminando, como si estuviera fuera de su cuerpo y fuese un simple espectador, se vio a si mismo enfundado en una playera de mangas cortas y algo de su ropa rota flotando tras de si como si una capa de los súper héroes que tanto le gustaban a Tsuki se tratara.
Algo andaba mal, el lugar entero estaba desierto y a lo lejos se podía apreciar un domo de velo, obviamente no podía moverse pero trató de seguirse a si mismo a través del edificio en el que se estaba internado; Satoru Gojo buscaba a alguien en especial. Era una especie de hotel abandonado el lugar que se erguía frente suyo, subió las escaleras en un santiamén y realmente quedó sorprendido al ver cuántas personas había ahí… se vio a su mismo siendo recibido por un montón de gente a la cual no podía distingurle la cara, solo escuchaba la efusividad que expresaban todos al verlo ¿Qué estaba pasando?
—¡Es un milagro que haya vuelto con nosotros sensei!— lloraba un muchacho, por más que hacía el esfuerzo por ver su cara todo era muy borroso
—Ya te necesitábamos aquí y estoy siendo muy sincero — ese fue Hakari, su alumno… a él si podía verle la cara totalmente, este estaba parado a lado de una chica a quien no conocía en lo absoluto, su cara estaba llena de piercings y llevaba dos coletas
—¡Hicimos muchos sacrificios para sacarte de ahí!— Chilló de nuevo el chico que le recibió. Satoru paseó su mirada de un lado a otro buscando a una persona en especial, no podía encontrarla por ningún lado
—¡QUE ALIVIO! ¡QUE ALIVIO!— esa era la voz de Panda, pero tampoco lo veía por ningún lado. De repente la bruma en su vista se hizo tan densa que todos a su alrededor desaparecieron, él se vio a sí mismo empezar a desesperarse por no encontrar lo que buscaba
—¿Profesor?
—¿Dónde está Tsu?— súbitamente el silencio reinó en la sala, nadie decía nada, ni una sola palabra o sonido escapaba de los labios de ninguno de los presentes — ¿Por qué todos están aquí y ella no?— fue lo que volvió a preguntar, pudo notar que todos esos rostros borrosos comenzaban a evadir sus ojos.
Quiso acercarse pero era como si una barrera invisible le impidiera tratar de tocar su cuerpo físico.
—Profesor…— el ambiente se volvió tan denso, todos los presentes en esa sala se hicieron más nítidos, no había muchos rostros conocidos, un tipo de cabello azul, uno de cabello rosa, todo era extraño
