"Cuando la noche se torne carmesí, la unión del líquido vital del poseedor de la técnica maldita perfecta del clan Kamo con el del heredero de los Seis Ojos del clan Gojo, traerá consigo al ser más poderoso jamás visto en el mundo, ningún hechicero...
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Omnisciente —
Estaba atardeciendo, la pequeña Tsuki estaba sentada en el esponjoso futón de la habitación de Satoru, el peliblanco se encontraba a su lado mientras ella miraba con ojos brillando la televisión. El niño de ojos tan azules como el mar se encontraba alternando su vista entre lo que se reproducía en el enorme aparato y en su amiga pelinegra.
Le agradaba mucho verla feliz, hoy era uno de sus días libres, sus padres y hermano siempre se la llevaban toda la semana para entrenar y le dejaban dos días para que hiciera lo que quisiera… naturalmente pasaba todo su tiempo libre con él. La niña que más quería solía estar triste cuando se la llevaban, a penas ponía un pie en la casa de los Gojo corría hasta la habitación de su amigo para estar con él y solo con él, los adultos los trataban a ambos de forma extraña pero parecía hacerles muy felices que los dos estuvieran juntos por lo que no los molestaban jamás
—No sé por qué te gustan estas cosas — se quejó él viendo como la princesa de la película permanecía en un extraño letargo gracias a un hechizo hecho por una malvada bruja — Son películas aburridas
—¿Qué dices?— la enorme sonrisa de Tsuki se deshizo y volteó a verle retadoramente, los penetrantes ojos rojos de la niña le escrutaron algo enojados — Si es una película increíble — como era de esperarse, nada más de pronunciar eso sus preciosos dientes se hicieron ver mientras ella alzaba las manos en el aire y se movía — Es porque eres un amargado
—No soy un amargado, esas son cosas de niñitas— Tsuki le sacó la lengua y siguió viendo la televisión, a Satoru poco le importaba lo que se estaba proyectando, a él le encantaba ver esas películas… o más bien, que Tsuki las viera, su adorable amiga se veía muy bonita ante sus ojos siempre que observaba lo que le gustaba, a él le gustaba verla —¿Ya estás mejor? — ciertamente el día de ayer la había visto muy decaída, ella acababa de llegar de su salida familiar y se mirana muy triste
—Estoy muy bien Toru, solo hace falta estar contigo y mi vida es feliz — ella aceptó desviando sus ojos de la pantalla para mirarle directamente a él— Toda la semana espero siempre que lleguen estos dos días, son los más felices que tengo
—También me haces muy feliz — dijo él sonriéndole enormemente Tsuki se lanzó en su dirección y terminaron fundidos en un bonito abrazo que era muy reconfortante — aunque no me gusta estar en esta casa
—A mi tampoco, los adultos son raros — admitió ella
— Ya sé, odio a la gran mayoría de ellos… sino es que a todos, para serte sincero solo me gustas tú
