"Cuando la noche se torne carmesí, la unión del líquido vital del poseedor de la técnica maldita perfecta del clan Kamo con el del heredero de los Seis Ojos del clan Gojo, traerá consigo al ser más poderoso jamás visto en el mundo, ningún hechicero...
"Nunca estarás sola, estaré contigo desde el amanecer hasta el atardecer. Estoy aquí"
-Zayn ft. Sia
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Omnisciente -
El atardecer pintaba de rosa los cielos de Tokio, a lo lejos las aves regresaban a sus nidos y los humanos volvían a casa después de una larga jornada laboral, por fin todos podían descansar luego de esas largas horas.
En una casa bien acomodada en Gaienmae residía una peculiar familia, compuesta por cuatro individuos que realmente contrastaba el uno con el otro en más de un aspecto, para muestra de ello es que por lo menos dos de ellos siempre eran el punto de la discordia, curiosamente el mayor de todos era el que se comportaba siempre de forma infantil
-¡Baja a cenar Megumi! Satoru ha traído un montón de Ramen - al escuchar la femenina voz, el joven de cabellos negros y ojos azules dejó el libro que estaba leyendo en su mesita de noche y salió de su habitación, saltando la maleta ya casi terminada que estaba en el suelo.
Bajó con rapidez las escaleras de la enorme casa al escuchar el llamado de su "madre", quien estaba sentada en la sala junto a Gojo Satoru, quien llevaba como siempre sus peculiares lentes de sol aún cuando estuvieran dentro de la casa. Se lavó rápidamente las manos y procedió a sentarse en el sillón
-¡Megumi! Podrás comer con la certeza de que no morirás intoxicado, ella no ha cocinado- dijo Satoru en modo de saludo recibiendo un codazo por parte de la pelinegra
-Aquí está Megs, yo te traje unas galletas de jengibre porque mañana comienzas tu primer día en la preparatoria de hechicería - la mujer de largos cabellos negros le sonrió mientras le extendía un plato con Ramen y le dejaba en la mesa de la sala una bolsa con un montón de galletas de su ingrediente favorito. Los ojos de Megumi brillaron y su corazón latió rápido, ella siempre tenía esos detalles con él aunque no se lo pidiera... odiaba cualquier dulce, pero ese postre era la excepción a toda regla.
-Gracias por la comida - dijo con calidez, cosa que se vio interrumpida cuando un astuto Satoru estiraba su mano divertido tratando de alcanzar las galletas que la mujer había puesto en la mesa, no pasaron ni cinco segundos de que el hombre se había inclinado sobre la fémina con el único objetivo de alcanzar aquel postre y la chica rápidamente ya estaba dándole un golpe en la mano que le provocó un puchero de lo más infantil
-Satoru, eso no es tuyo- regañó la chica picándole el hombro, el peliblanco bajó su rostro hasta quedar a su altura
-Pero yo también quiero ... - era un tipo de casi treinta años haciendo una voz de niño regañado
-Pareces un chiquillo, ni siquiera haz probado la comida que tú mismo trajiste... las galletas son de Megs, tu ya tuviste tu primer día en la academia de Jujutsu-Gojo se pegó a la chica dejando su plato en la mesilla y pegando su mejilla con la de ella, abrazándola en el acto