"Cuando la noche se torne carmesí, la unión del líquido vital del poseedor de la técnica maldita perfecta del clan Kamo con el del heredero de los Seis Ojos del clan Gojo, traerá consigo al ser más poderoso jamás visto en el mundo, ningún hechicero...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Omnisciente —
Satoru estaba muy nervioso, Tsuki había salido a una misión a altas horas de la noche y a penas estaba regresando. Gojo se encontraba a un costado de la cama de Megumi junto a Tsumiki, los dos habían visto al menor de la familia un poco enfermo y no se habían querido despegar de él, aunque por la completa falta de experiencia de ambos no tenían idea de qué hacer.
Shoko estaba de vacaciones por lo que era muy difícil llamarla para que les ayudara, Kamo no estaba del todo enterada pues tanto Satoru como Tsumiki creían que pasaría pronto. Megumi tenía seis años aún, era muy pequeño y aunque no lo demostrara, a Gojo le daba mucho miedo lastimarlo con un simple toque. Ya le habían informado a Tsuki que el pelinegro se encontraba mal de salud, ella afirmó que iría rápido hasta la casa para ver qué podía hacer.
El pequeño Megumi respiraba agitado, estaba sudando frío y de vez en cuando limpiaba su naricita con pañuelos porque tenía mucho escurrimiento nasal. Satoru y Tsumiki estaban a su lado mirándolo sin saber exactamente qué hacer. El mayor de la casa estaba a punto de colapsar de los nervios, nadie nunca lo había preparado para lidiar con estas cosas, cuando él enfermaba eran las médicos del clan quienes le trataban, o después de que ocurriera la masacre era la propia Tsuki quien había aprendido a lidiar con esas enfermedades.
—No te vayas a morir Megumi, resiste— la mirada adormilada del niño le miró amenazadoramente. Incluso enfermo no dejaba de sorprenderse por las tonterías que decía el hombre — Si ves una luz no vayas a ella, Tsuki ya va a llegar y sabremos qué hacer— ciertamente Megumi se sentía muy enfermo, le dolía todo su cuerpecito y tenía escalofríos, que Gojo estuviera diciendo eso no ayudaba mucho a que se sintiera mejor y de hecho contribuía más a su estrés, pero él entendía que era porque Satoru se encontraba muy angustiado.
—Satoru, no diga eso— pidió Tsumiki con lágrimas en los ojos, estaba preocupada por su hermanito
—Mi Megumi no se puede morir Tsumiki, él va a resistir — siguió Satoru— Tiene que salir del abismo y así no se muere y…
—¿Qué tanto estás diciendo Satoru?— ninguno reparó en la presencia de Tsuki, ni siquiera su propio esposo. La muchacha de cabellos negros había ingresado a la casa en algún momento de la letanía fatalista de Gojo.
El de cabellos blancos suspiró aliviado y se lanzó hacia su amada esposa para rodearla entre sus brazos y empezar a berrear.
—¡Mi Tsu! Ya has llegado, algo le pasa a Megumi, ayudalo por favor. No quiero que se muera — pedía él casi colgando todo el peso en la muchacha de cabellos negros — Está muy enfermo y no sabemos qué hacer. Él es el cerebro de la familia cuando tú no estás y ahora no nos ha dicho cómo ayudarlo — Tsuki entendía la desesperación de Satoru, podía verlo genuinamente preocupado. Con suavidad se quitó a su amado de encima y le dio un besito en la mejilla
