"Cuando la noche se torne carmesí, la unión del líquido vital del poseedor de la técnica maldita perfecta del clan Kamo con el del heredero de los Seis Ojos del clan Gojo, traerá consigo al ser más poderoso jamás visto en el mundo, ningún hechicero...
"Ahora tenemos problemas y no creo que podamos resolverlos. Hiciste un corte muy profundo, ahora tenemos un problema"
—Taylor Swift
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Tsuki—
Satoru rascó su cabeza mientras acomodaba de mejor manera sus gafas sobre el puente de su nariz, yo caminaba a su lado dando pasos seguros mientras las suelas de mis tacones resonaban en ciertos momentos, pero ese sonido no me resultaba molesto y al contrario parecía ser una especie de calmante al ser algo rítmico y suave
Mi esposo y yo estábamos dirigiéndonos hacia el sitio donde los ancianos del consejo de hechicería nos habían mandado a llamar esa mañana, la realidad es que no nos tomó por sorpresa pues Satoru y yo sabíamos que nos llamaron por lo ocurrido ayer, a pesar de la situación no nos encontrábamos nerviosos, nunca lo haríamos y menos frente a ellos.
—Realmente odio a estos tipos — Toru se quejó de nuevo por cuarta vez en lo que iba de la hora, formé una línea con mis labios y me estiré en mi lugar
—Siempre son demasiado entrometidos — bufé moviendo mi mano frente a mi, mi chaleco se movió por el viento — Pero es protocolo, supongo
—Te apuesto cien mil a que nos van a amenazar — canturreó mi esposo con altanería
—Te apuesto doscientos mil a que te amenazan a ti y a mi me dicen que te vigile — el detuvo su andar y me miró sobre sus gafas, provocando que soltara una carcajada
— ¡Eso no es justo, Tsu! no seas así — se quejó como niño pequeño haciendo un tierno gesto en su cara
—Tú empezaste — piqué su costado haciendo que se doblara por la sensación. Ambos salimos corriendo un momento después, jugando como dos chiquillos
—¡Ya no quiero apostar!— Chilló varias veces negándose mientras movía sus brazos de un lado a otro y mostraba levemente sus ojos azules
— ¡Le tienes miedo al éxito, cariño!— me burlé señálandolo y sacándole la lengua — Puedes ser el mejor en todo lo que haces pero si quiero te puedo ganar y sé que no me refutarías porque me amas mucho
—No soporto perder, te has vuelto muy atrevida con el pasar de los años — siguió él mirándome con picardía por encima de sus lentes obscuros —
—Me he dado cuenta que no te gusta perder— me acerqué a él y le di un beso en la mejilla, acariciándola después y siguiendo con nuestro curso normal — Está bien, ya no apostaremos. Con respecto a lo otro, no debería sorprendente tomando en cuenta que se me pudieron pegar tus mañas raras — me volví a burlar apretando sus labios entre mis dedos
— Mejor vayamos al cine después de clases— se acercó demasiado hacia mi de forma muy atrevida, ya se había tardado en empezar con sus insinuaciones
