"Cuando la noche se torne carmesí, la unión del líquido vital del poseedor de la técnica maldita perfecta del clan Kamo con el del heredero de los Seis Ojos del clan Gojo, traerá consigo al ser más poderoso jamás visto en el mundo, ningún hechicero...
"Tengamos una competencia sana y divertida, ¡demuestren sus fortalezas!"
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Tsuki—
—¡Siento la tardanza!– Saludó Satoru con una enorme sonrisa anunciando su llegada. Pude escuchar un resoplido de parte de nuestra superior a mi costado
—Gojo Satoru …— se quejó Utahime
—¡Gojo Satoru!– fue turno de la chica de cabello azul… Miwa, ella parecía incluso estar sacando chispas de alegría, no pude borrar mi sonrisa ante su expresión, era muy linda
—Me alegra verlos reunidos, ¡estaba en un viaje de negocios en el extranjero! – se excusó él dando un bailecito para anunciar su llegada — pero me acordé de ustedes y les traje algunos regalos. Se los repartiré ahora— esos curiosos muñecos rosas que traía sobre la caja comenzaron a ser entregados a todos los alumnos de Kioto quienes lo recibieron con expresiones bastante diversas, eran unas bonitas momias de peluche que tenían un tamaño mucho más pequeño que su mano, se veía gracioso tomandolas.
—Que curioso…— Panda habló observando todo con detenimiento
—¿Será por el Jet lag?—me preguntó Nobara poniendo una de sus manos sobre mi brazo, sonreí y negué
—Es ese su estado natural, es así siempre — le expliqué— Con Jet lag es muy diferente, no se los recomiendo si es que son poco tolerantes— Solté una carcajada al recordar todas esas experiencias, si de por sí parecía un niño pequeño la mayor parte del tiempo.
—La sensei lo tiene que soportar todo el tiempo, yo le creo a ella— dijo Maki con voz taciturna mientras se recargaba con su codo sobre mi hombro, de repente una conversación surgió entre todos nosotros los de Tokio y ahora solo estábamos enfrascados en ella.
Utahime miró mal a Toru unos segundos después de que él terminara con su hazaña de regalarle curiosos peluches bonitos a todos sus alumnos, las expresiones diversas que tenía cada uno indicaba algún rasgo de su personalidad y eso me pareció gracioso.
— A ti no te traje nada Utahime— se burló él con gesto inocente levantando las manos para mostrar que ya estaban vacías
—¡De cualquier forma no lo quiero!— se quejó ella con voz frívola y muy enojada. Todos volteamos asustados por su repentino arrebato, Satoru aprovechó eso para hablarle ahora a nuestros alumnos
—¡A los de Tokio les traje esto!— celebró bailando Ballet y señalando la caja como el mayor de los tesoros, aquí venía el momento de la revelación… como desearía poder grabar esto, solo para recordar por siempre las diversas reacciones que iban a surgir después de la revelación, definitivamente no iba a ser lo que Toru pensaba, claro que no