"Cuando la noche se torne carmesí, la unión del líquido vital del poseedor de la técnica maldita perfecta del clan Kamo con el del heredero de los Seis Ojos del clan Gojo, traerá consigo al ser más poderoso jamás visto en el mundo, ningún hechicero...
Loving can heal Loving can mend your soul And it's the only thing that I know, know I swear it will get easier Remember that with every piece of ya And is the only thing we take with us when we die
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Tsuki —
Satoru me había tomado de la mano en algún momento, mi mente tardó mucho en procesar lo que estaba sucediendo, solo tenía pequeñas memorias de lo que había pasado y eso sin duda me había dejado demasiado confundida.
—¡Vamos Tsu, ya estamos lejos de ahí!— mis piernas avanzaban en automático detrás de él, un brillo especial lo rodeaba y aunque pareciera increíble no sentía en lo absoluto nada de culpa por lo que había pasado, sino que había hasta cierto alivio por lo acontecido.
El tacto de los dedos de Toru contra los míos me mantenía aferrada a la realidad, el pasto bajo nuestros pies sonaba con cada paso que dábamos y por supuesto que el aroma de la tierra mojada mitigaba el de la sangre que cubría nuestros cuerpos. ¡SATORU HABÍA ACTIVADO SU EXTENSIÓN DE DOMINIO! genuinamente lo había hecho y eso no podía sorprenderme mucho más, la había usado por primera vez y fue muy difícil para ambos salir de ella luego de que su objetivo estuviera cumplido.
La brisa fría golpeaba nuestras caras, la horrible ropa que traía puesta picaba en mi cuerpo y ardía al tacto, sentía que no pertenecía a este mundo. La luna roja brillaba intensamente sobre el cielo anunciando que el Eclipse escarlata acababa de llegar esta noche.
Él y yo no dejamos de correr, no dejamos de correr hasta alejarnos por completo del lugar que alguna vez llamamos "Casa", un lugar que nos mantenía presos a ambos, irónicamente podría decir que me sentía más libre de lo que jamás fui, aquí, corriendo aferrada a su mano después de que ambos hayamos cometido una de las mayores locuras de nuestra vida.
No supe cuanto tiempo nuestros pies se movieron, simplemente llegamos a un sitio solitario rodeado de árboles preciosos, todo parecía haber tomado un significado distinto, todo se veía tan diferente, mi cabeza no dolía y no sentía miedo.
—¿Estás bien Tsu?— me cuestionó Satoru mientras me tomaba de los brazos para tratar de hacer que me sentara cerca de las raíces de un enorme y precioso árbol de cerezos, obedecí sus movimientos y le miré directamente a los ojos, Satoru comenzó a pasar sus manos por todo mi cuerpo con preocupación, sus dedos se posaron sobre mi cabeza tratando de encontrar algo… alguna herida — Por dios… lo siento tanto — pronunció. Pasé saliva, para mis ojos no era el muchacho cubierto de sangre que tenía enfrente, para mi era el hombre más increíble que jamás había conocido, él emanaba un brillo especial y parecía divino.
Mi mano fue inevitablemente hacia su mejilla, donde la mayor cantidad de sangre estaba acumulada, comencé a retirarla de su cuerpo para que no mancharan su inmaculada imagen, no podían ensuciarle de esa manera, no a él, Satoru era el ser más especial del planeta, mi mejor amigo, mi compañero, mi confidente, mi salvador...
