Scarlet prophecy 》 Gojo Satoru

10. Less than zero

" No pude enfrentarte a mi verdad más obscura.
No puedo sacarlo de mi cabeza, no puedo evitar este sentimiento. Trato de esconderlo, pero se que me conoces.
Hiciste tu mejor esfuerzo conmigo"

-The Weeknd

Tsuki-

Los días, los meses y las estaciones pasaron en un efímero momento, el tiempo fue muy rápido hasta que casi se cumplía un año de aquella misión que cambió de forma significativa nuestras vidas. Muchas cosas ahora formaban parte de nuestro ámbito cotidiano, por ejemplo mi relación con Satoru, la cual no hacía nada más que mejorar cada día y llenarme de la más pura alegría después de tanto sufrimiento en nuestra infancia, él era tan bueno conmigo y parecía que ambos estábamos en una nube de algodón, algo que claramente era un sueño hecho realidad, pues de esa manera logramos apoyarnos el uno al otro para no sucumbir ante el peso que significaba formar parte de este retorcido mundo del Jujutsu.

La carga por el grado de hechiceros que se nos había asignado cada vez era más grande hasta el punto en el que llegué a preguntarme si realmente me merecía ese título, yo no había hecho nada en particular para ser denominada una "rango especial", las técnicas de todos los que formaban parte de este grupo eran sin duda alguna tan destructivas que podrían devastar el país entero si se lo proponían, claramente pensé mucho tiempo que yo no merecía formar parte de ellos, mientras más meditaba la naturaleza de mi técnica más me cuestionaba si yo era digna de estar en ese selecto grupo al cual solo pertenecían tres personas en el mundo, ahora cuatro, incluyéndome.
Cuando le dije esto a Satoru él estuvo riñiéndome casi por un mes entero dándome explicaciones claras de por qué no debía subestimarme, me motivó a avanzar y mejorar mi técnica al punto de la perfección como era el nombre de la misma, eso me ayudaría a demostrarme a mi misma que merecía ser uno de ellos... no debía demostrarlo a nadie que no fuera a mi y eso me ayudó mucho al momento de no ceder ante toda la presión que recaía ante nosotros, peor aún después de haber fracasado en la misión que se nos encomendó, una misión de la cual, sin exagerar, el destino del mundo de la hechicería dependía.

Las cosas aqui ahora eran algo distintas a como las conocíamos, Suguru había cambiado mucho en todo este tiempo y era dificil ayudarlo pues cada vez se volvía más y más reservado, Toru, Shoko y yo tratábamos siempre de animarle y de regresarle esa alegría que le caracterizaba pues él era el alma de nuestro grupo... solo queríamos que fuera feliz, él poco a poco se separaba más y más de Satoru haciendo que mi novio se sintiera muy mal por ese hecho.

Satoru y él seguían haciendo bromas y esa clase de cosas que definían su relación desde que se conocieron, pero pude darme cuenta que había algo quebrado en Suguru, algo que por más que quise descubrir nunca llegué hasta el fondo por su propia causa, Geto se había encerrado en su propia mente y muchas veces era difícil si quiera comprender en lo más mínimo qué pensaba, sin duda sentía que mi querido herlano se alejaba a pasos agigantados de nosotros y luego regresaba. Nuestro apego hacia Suguru era lo que nos mantenía unidos a todos, yo siempre trataba de hacer que no perdiera el camino y no se sintiera solo a pesar de todo lo que él estaba pasando, él más que mi amigo era un hermano en quien encontré mucho apoyo siempre... compensarlo era lo que más quería y solía ser abierto la mayoría de las veces aunque era algo difícil hacerlo hablar sobre sus propios sentimientos, parecía muy enojado por lo que había sucedido aquel día; no lo culpaba en realidad pues yo aún me sentía abrumada constantemente por aquella situación, pero a él parecía estarle sobrepasando más de lo que debería y era algo preocupante.