9. Killpop

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"Nada lastima a esta chica bonita, pero ella... oh, ella es hermosa, mucho mejor de lo que un hombre merece"

Slipknot

—Slipknot

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Tsuki—

El día tan temido había llegado, mis piernas temblaban como gelatina cuando el reloj marcó la hora acordada por todos los hechiceros de instituciones alrededor de Japón. La fecha del día de hoy era 24 de diciembre, a pesar de ser Navidad y que muchas familias y parejas salían a celebrar este día, los directores de las academias de Jujutsu mandaron a cerrar los puntos más importantes del país en los que se sospechaba Geto haría su aparición, además claro, de los que ya había mencionado él mismo en su breve visita a la academia.

Tokio y Kioto estaban casi desiertos cuando llegamos al lugar. Me habían enviado a Tokio junto a Satoru, pues todos inferimos que Suguru aparecería en este punto  y los dos seríamos los únicos capaces de enfrentarle sin salir severamente lastimados, ya que Yuuta estaba aislado en la escuela por su propia seguridad al igual que Maki.

Había muchas caras conocidas y otras no tanto, las luces de los edificios permanecían apagadas en su mayoría, pero las de las grandes pantallas y anuncios brillaban sobre nuestras cabezas dando un aspecto surreal a lo que iba a suceder.

No usé mi traje de hechicera como ya me era costumbre, me gustaba más la ropa que solía utilizar a diario pues me era mucho más fácil acceder a mi técnica con ella, además, después de lo de Amanai llevar el uniforme que indicaba que pertenecía a la institución de hechicería me hacía sentir algo abrumada, por eso usualmente portaba ropas rojas y era claro que desentonaba entre tantos tonos obscuros como azul marino, negro y morado… mis cinturones abrazaban mis dos piernas mientras dos más colgaban de mi cadera, cada uno de ellos tenía recipientes con mi sangre o la de alguien más lo que me permitiría moverme en la batalla. A petición del profesor Yaga había traído conmigo una katana que reposaba en mi espalda y unos chacos colgaban de las cintas, toda la indumentaria que llevaba daba la apariencia de que iba a la guerra.

Mis botas también estaban llenas de sangre hasta el tope en las suelas, al igual que mis aretes, evidentemente  vine muy prevenida para evitar accidentes por la anemia, aunque en todos estos años había aprendido a regularme de cualquier forma y eso ya no solía ser un problema.

—Es mejor que sepan cómo deben actuar contra Suguru Geto, no queremos que la caguen de nuevo— dijo uno de los tipos que estaba con nosotros el día de la reunión. El profesor Kageyama nos miraba con cautela, como si a la menor provocación fuéramos a hacer una masacre contra todos los que conformaban la sociedad de hechicería.

Sonreí ladina, el destino podía dar tantas vueltas

—No hace falta que hables, es más, ni siquiera deberías estar aquí… sólo estorbas basura ¿eres consciente de ello?— Satoru le respondió con voz tajante mientras cruzaba sus dedos uno contra otro tratando de aflojar sus manos, ni siquiera volteó un poco para decir aquello demostrando totalmente su desagrado

Scarlet prophecy 》 Gojo Satoru Donde viven las historias. Descúbrelo ahora